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EDITORIAL

El 'nuevo' PSOE: ni ideas ni regeneración

El PSOE no pasa por sus mejores momentos, y, vistos los candidatos a liderarlo, sus escasas ideas y su nula voluntad de regeneración, es de suponer que seguirá en el hoyo por mucho tiempo.

Si alguien esperaba que el debate entre los candidatos a la Secretaría General del PSOE fuese un interesante y vivo intercambio de ideas, o un análisis agudo de los muchos y muy graves problemas que acucian a la Nación, o, al menos, una reflexión sobre el papel de la socialdemocracia en el s XXI, se habrá llevado un buen chasco.

Durante cerca de dos horas, los tres aspirantes a liderar el PSOE han sido la mejor ilustración del estado intelectualmente calamitoso y moralmente patético en el que se encuentra el socialismo español, que vive sus horas más difíciles de los últimos cuarenta años.

Los eslóganes caducos y las inanidades que los tres candidatos –pero muy especialmente Pedro Sánchez y Eduardo Madina- han tenido por ejes la descalificación de la derecha, el "austericidio", el malvado “neoliberalismo”, el debate monarquía o república y el vilipendiado concordato con la Santa Sede. Asuntos, todos ellos, que, dejando al margen incluso su uso torticero, importan poco o directamente nada a la inmensa mayoría de la población.

Ni siquiera cuando se han visto obligados a tratar una cuestión tan importante y actual como el desafío independentista en Cataluña se han desprendido de los topicazos y la brocha gorda. Así, han apostado por un modelo federal que no saben definir ni justificar y que ni es lo que quieren los catalanes –y así lo prueban los sucesivos descalabros electorales del PSC- ni atrae al resto de los españoles, que, obviamente, en su gran mayoría no quieren ser ciudadanos de segunda, que es lo que resulta del federalismo falsario que defienden los socialistas.

En lo moral, resulta que el nuevo PSOE que todos propugnan resulta que se complace en lo más repugnante del PSOE de toda la vida: la corrupción. No es de recibo, y de hecho resulta hasta difícilmente creíble, que los dos favoritos –Sánchez y Madina- hayan alabado la forma en la que el partido se ha enfrentado en Andalucía al mayor escándalo de corrupción de la historia de la democracia: un caso ERE en el que hay decenas de imputados del partido y de la Junta y en el que se han desviado millones y millones de euros de partidas tan sensibles como la de la formación para parados.

Sólo Pérez Tapias ha pedido la asunción de responsabilidades políticas, pero los militantes presentes han optado por aplaudir a los otros dos, que se han dedicado a mentir sobre la "ejemplar" reacción del socialismo andaluz, que ha sido absolutamente infame.

El PSOE no pasa por sus mejores momentos, y, vistos los candidatos a liderarlo, sus escasas ideas y su nula voluntad de regeneración, es de suponer que seguirá en el hoyo por mucho tiempo, si es que no acaba definitivamente enterrado. En Podemos deben de andar frotándose las manos.

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