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EDITORIAL

El PP ningunea a Aznar

Lo único que pretenden los dirigentes del PP con estas cínicas excusas es blindarse ante críticas internas tan contundentes como las expresadas por Aznar.

Si los recientes cambios llevados a cabo por Rajoy en el seno del Gobierno y de su partido han rozado lo ridículo, poca enmienda cabe esperar de la conferencia política que el PP celebrará el próximo fin de semana en Madrid, y que ha sido presentada este lunes por los cuatro nuevos vicesecretarios generales del partido: Pablo Casado, Fernando Martínez-Maíllo, Javier Maroto y Andrea Levy.

Aunque Casado haya asegurado que el cónclave será un "debate sin cortapisas", lo cierto es que no habrá ponencias que enmendar y que los cuatro foros que lo conformarán llevan por título puras conclusiones. Buen ejemplo de ello es la mesa de debate "La España reformista. El PP ha cumplido el 93% de su programa electoral": es evidente que con semejante enunciado poco se puede debatir respecto del cumplimiento de un programa que hasta hace nada el propio PP reconocía estar incumpliendo, con la excusa de la mala herencia recibida del anterior Gobierno socialista; ahora, en cambio, saca a relucir ese estupefaciente 93%.

Es de agradecer que el PP no haya utilizado decimales a la hora de cuantificar el cumplimiento de su programa, pero esa autocomplacencia sigue siendo una monumental tomadura de pelo que hace caso omiso, además, a las lúcidas y gravísimas advertencias que hiciera hace escasos días José María Aznar al reclamar "una rectificación enérgica, creíble y suficiente para recuperar al electorado perdido". Un electorado –proseguía el expresidente– que "hoy no sabe si el Partido Popular defiende la vida o el aborto, la unidad de España o la presencia de Bildu en las instituciones, las clases medias o la presión fiscal".

Ya podrá Aznar advertir de que "no hay voto cautivo" o afirmar no hay que votar al PP "por miedo": la conferencia política del PP de Rajoy está diseñada como si el Gobierno no confiara en otra cosa que en un electorado atemorizado por la irrupción de los comunistas de Podemos y por tanto dispuesto a votar con la nariz tapada al PP, pese a su histórica traición de los principios liberal-conservadores.

Así las cosas, no hay que extrañarse de que Aznar no haya sido ni siquiera invitado expresamente a la conferencia política, con la excusa de que el presidente de honor del partido sólo participa en las convenciones nacionales y en los congresos. Resulta insultante que se utilicen razones protocolarias para justificar el desdén a quien, además de presidente honorífico del partido, comanda FAES, que debería ser el principal granero de ideas para esta conferencia política.

Lo único que pretenden los dirigentes del PP con estas cínicas excusas es blindarse ante críticas internas tan contundentes y en sazón como las expresadas el otro día por el expresidente Aznar.

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