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EDITORIAL

El PP y las víctimas del terrorismo

El PP está haciendo muy mal muchas cosas relacionadas con la lucha contra el terrorismo y la atención a las víctimas de esta lacra.

"Ha sido duro", confesó a Pablo Montesinos un dirigente del PP a cuenta de los abucheos de que fue objeto el establishment popular durante la concentración celebrada este domingo en la madrileña Plaza de Colón y organizada por las víctimas del terrorismo para expresar su repulsa por los últimos acontecimientos (resolución del caso Doctrina Parot) y para exigir un final de aquél "con vencedores y vencidos".

Por supuesto que lo habrá sido para ese dirigente y para tantos otros. Pero que estos mismos responsables populares se hagan una idea de lo duro que es para tantas víctimas sentirse desasistidas, desamparadas, silenciadas o incordiadas por un partido en el que ya no cuentan o directamente ya no están personalidades del carisma y la talla de Jaime Mayor Oreja, María San Gil, Regina Otaola o Santiago Abascal. Un partido del que se dio de baja José Antonio Ortega Lara.

"Algo estaremos haciendo mal cuando los nuestros nos reciben así", le decía al propio Montesinos un diputado nacional del PP. No hay lugar a la duda. El PP está haciendo muy mal muchas cosas relacionadas con la lucha contra el terrorismo y la atención a las víctimas de esta lacra. No en vano muchos de sus votantes ya no se fían, no saben si su partido va de la mano del PSOE en este punto, un PSOE que pactó con ETA y que por ello se ganó críticas tremendas del PP. Desde que llegaron al poder, los populares han cambiado el tono y hasta el discurso, parecen sentirse incómodos con esta cuestión, incurren con contumacia en la ambigüedad. Y han hecho auténticos papelones en casos como el del chivatazo a ETA en el bar Faisán y la liberación del asesino Bolinaga. "Algo estaremos haciendo mal". Por supuesto. Y no será porque no se les avisó desde el primerísimo momento.

Para colmo, parecen comportarse con las víctimas del terror etarra con una suerte de padrinazgo condescendiente que les lleva a valerse de ellas o dejarlas de lado en función de las circunstancias. Deberían prohibirse ese oportunismo incalificable, y meterse en la cabeza que las víctimas no les deben nada, ni son de su propiedad ni tienen que hacerse perdonar nada. En todo caso son ellos los que les deben algo a ellas. Reconocimiento y respeto, para empezar. Y, para terminar, Justicia, que es lo que no se cansan de pedir, o, por mejor decir, exigir.

"Ahora tenemos que sentarnos a hablar con ellas y reconducir la relación", afirman los populares. Con hechos, no con palabras. Así que ya están tardando en reconducir algunas de sus políticas.

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