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EDITORIAL

El PSOE contra Bernie Ecclestone

A no ser que la campaña del PSOE en este asunto no tenga nada que ver ni con el automovilismo ni con Valencia, sino que intenten, de forma harto patética, vincular al PP con las grandes fortunas y, por tanto, contra los intereses del ciudadano común.

Si hay algo que ha dejado bien definido cómo afronta el PSOE esta campaña ha sido la furia desatada contra el mandamás del circo de la Fórmula Uno, tras anunciar que sólo firmaría el acuerdo para convertir la capital del Turia en un circuito urbano si el PP ganaba las elecciones. El asunto, desde el punto de vista de Bernie Ecclestone, estaba bastante claro. La fecha prevista para la firma se situaba a un par de semanas de las elecciones municipales y autonómicas valencianas. El partido de la oposición había mostrado su total desacuerdo con el proyecto. Así pues, mejor esperar a ver quién gana, y si lo hacían los actuales gobernantes, firmar. No es cuestión de obligar a comer carne a quien se ha declarado públicamente vegetariano.

El PSOE, que hasta ese momento se había mostrado indignado de que la firma pudiese condicionar su hipotético aunque improbable futuro gobierno en la región, redobló su saña ante lo que calificó, en palabras de la vicepresidenta, de "intolerable". Para los socialistas, los "dueños de empresas privadas" son personas con menos derechos que los demás, pues no pueden hacer declaraciones que puedan "condicionar la voluntad democrática de los ciudadanos", es decir, influir en ellas. A no ser que sean Polanco, claro, en cuyo caso no sólo pueden sino que deben. Es más, toda reacción contra sus palabras se denuncia como "ataque a la libertad de expresión". Curioso, el doble rasero.

Sin embargo, lo que dijo Ecclestone no hizo sino dar más relevancia y notoriedad pública al hecho de que los socialistas se oponen a que Valencia acoja a un Gran Premio de la Fórmula Uno. A no ser que la campaña del PSOE en este asunto no tenga nada que ver ni con el automovilismo ni con Valencia, sino que intenten, de forma harto patética, vincular al PP con las grandes fortunas y, por tanto, contra los intereses del ciudadano común. Asombroso, dado que proviene de los que no paran de hacer negocios de dudosa legalidad con, por ejemplo, los Entrecanales, que no son precisamente el prototipo de familia proletaria. Pero bueno, no deja de ser una versión más elaborada de los delicados epítetos que el PSOE le está dedicando al partido de Nerea Alzola y Virginia Arroyo en este comienzo de campaña.

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