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EDITORIAL

El PSOE desoye los llamamientos de la ONU

El Partido Socialista ha retomado los argumentos previos a la guerra de Irak para intentar desacreditar el envío de soldados españoles a la zona, desgastar al Gobierno y, de paso, desviar la atención de la opinión pública sobre sus crisis internas. Con tal de lograr ese objetivo, los socialistas están dispuestos a desoír la resolución 1483 de la propia ONU. Esta última resolución referente a Irak no sólo legitima abiertamente el actual statu quo de la administración aliada como “la autoridad garante” de la transición política en aquel país, sino que también hace un específico llamamiento en su primer punto a todos los Estados para que “ayuden al pueblo de Irak en la labor de reformar sus instituciones y reconstruir su país y que contribuyan a que existan en Irak condiciones de estabilidad y seguridad de conformidad con la presente resolución”.

Además de con el envío de tropas españolas, el PSOE también pretende desgastar al Gobierno retrotrayéndose a las fases previas a la inicio de la intervención militar aliada y las razones que se alegaron para llevarla a cabo. Concretamente rl PSOE cuestiona las intenciones de Sadam de dotarse de armas de destrucción masiva y su negativa a entregar las pruebas de destrucción de las que ya tenía en el pasado. El PSOE —como la inmensa mayoría de los medios de comunicación— se ha centrado en una sola de las informaciones que parece que no estaba lo suficientemente acreditada —concretamente unos supuestos contactos de Sadam para comprar uranio en Niger— para desacreditar de un plumazo no solo esta sino todas las informaciones que señalaban el peligro que en este terreno de las armas de destrucción masiva conllevaría la continuidad de Sadam en el poder.

Esta maniobra de los socialistas, que desgraciadamente está calando en la opinión pública, vista la pasividad del Gobierno y de sus medios de comunicación a la hora de contrarrestarla, supone, sin embargo, cuestionar también otras resoluciones de las propias Naciones Unidas que señalaban esta amenaza —que el PSOE cree ahora inventada— como fundamento de las sanciones a Irak y como la razón que justificaba el envío de sus inspectores. Si Sadam destruyó las armas de destrucción masiva y no hizo intento alguno por dotarse de otras nuevas, ¿por qué entorpeció la labor de los inspectores hasta que decidió expulsarlos del país? ¿Por qué, una vez que los readmitió, siguió poniendo las cortapisas a los inspectores que pese a todo ya descubrieron un tipo de armamento que Irak no podía tener por expresa prohibición de la Comunidad Internacional?

Con todo, resulta mucho más criticable la postura adoptada por el PSOE en el tema del envío de tropas, ya que es un asunto que conlleva mayor actualidad y, sin duda, riesgos. La desfachatez con la que el PSOE dice que “apoya a los soldados, pero no al Gobierno” ya es buena muestra del grado de irresponsabilidad con la que el principal partido de la oposición afronta esta cuestión. Si es el Gobierno el que envía a esos soldados, es evidente que el discurso de los socialistas, lejos de apoyar, contribuye a desmoralizar las tropas.

Otras muestra de la demagogia con la que el PSOE afronta este asunto es el hecho de que sus portavoces —con tal de criticar a los EE UU— señalan la falta de seguridad que padece Irak, pero, al tiempo, deslegitiman y se oponen al envío de unas tropas que tienen como principal objetivo colaborar precisamente en esa tarea prioritaria. Con su actitud, el PSOE no sólo se está enfrentando a las resoluciones de la ONU —cosa menor, para nuestro diario que lo que le importa es el mensaje, no el mensajero— sino que está negando la solidaridad de España a sus aliados y al futuro de Irak para hacer electoralismo ante los riesgos que puedan correr nuestros soldados en su encomiable labor. La mezquindad y la irresponsabilidad de Zapatero ya no se ve solo en el “no a la guerra” en Irak o en el “no” a nuestros aliados. Alcanza también al “no” a la seguridad, a la transición y al futuro de Irak.

En España

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