Una cosa es que Rajoy no quiera contemplar, "de ninguna de las maneras", la formación de un nuevo Gobierno que no le tenga como presidente y otra cosa muy distinta que el Rey debiera, por esa razón, haberse abstenido de proponer otro candidato hasta que Rajoy se decidiera a someterse a la votación de investidura.
Valga esta entradilla para salir al paso de la polémica desatada a raíz de una información publicada por el diario El Mundo este martes, y en parte ya adelantada por Javier Somalo en este diario, según la cual Rajoy habría querido que Don Felipe no propusiera a ningún otro candidato, con la esperanza de conseguir más adelante la ansiada abstención del PSOE a su investidura o, en su defecto, la convocatoria de unas nuevas elecciones.
Sea o no cierta semejante pretensión de Rajoy, y sea o no cierto que haya generado presiones y tensiones entre Génova y Zarzuela, lo evidente es que el Rey actuó de forma impecable al proponer a Pedro Sánchez la misión de formar Gobierno tras rehusar por segunda vez el gallego. Más aun cuando, horas antes del segundo encuentro entre ambos, el candidato socialista ya había anunciado su intención de intentarlo en caso de que Rajoy volviera a negarse.
Por otra parte, unas nuevas elecciones generales sólo podrían convocarse, tal y como muy claramente establece el artículo 99 de la Constitución, "si, transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso".
Si ridícula es, por tanto, la hipotética pretensión de Rajoy de que se celebren unas nuevas elecciones sin que nadie se someta previamente a una votación de investidura, no menos ilusas son las innegables esperanzas que el PP ha depositado en esos hipotéticos comicios. Y es que, tal y como apuntaba la semana pasada el CIS y viene a reiterar la encuesta publicada este miércoles por eldiario.es, de celebrarse ahora unas nuevas elecciones Rajoy seguiría sin poder formar Gobierno con el voto en contra del PSOE, de la misma forma que Pedro Sánchez tampoco podría formar Gobierno con Ciudadanos, salvo que el PP se abstuviera.
Así las cosas, mientras los de Rajoy prefieran un Gobierno de frente popular/separatista antes que renunciar a votar en contra de un Gobierno PSOE-Ciudadanos; y mientras los socialistas prefieran gobernar con Podemos y los separatistas antes que renunciar a votar en contra de un Gobierno presidido por Rajoy, seguiremos abocados a que los antisistema saquen tajada de la división de los dos grandes partidos constitucionalistas.