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EDITORIAL

El tripartito catalán y su "luz de gas"

en ese empeño de hacernos “luz de gas”, el tripartito catalán y el ejecutivo de ZP nos tiene que hacer dudar hasta de lo que le oímos hace escasas semanas al ministro de Industria y miembro del PSC, Josep Montilla

En algunos manuales sobre el acoso y maltrato psicológico se define lo que es hacer “luz de gas” como aquel intento de conseguir que alguien dude de sus sentidos, de su razonamientos y hasta de la realidad de sus actos, con el objetivo de manipularle a su antojo, de anular su voluntad y de hacerse dueño de la víctima.
 
La expresión -popularizada por la película “gaslight”, titulada en español “luz que agoniza”- nos la ha hecho recordar la reciente OPA hostil lanzada por Gas natural contra la eléctrica Endesa. Y no tanto por el nombre de las empresas energéticas en cuestión, sino por el descarado y manipulador intento de los gobiernos central y catalán para que no apreciemos el claro origen y trasfondo político que hay en toda la operación.
 
Como hacía Charles Boyer con la pobre Ingrid Bergman en la película citada, el tripartito y el Ejecutivo de ZP acusan a los medios de comunicación, a los inversores y al conjunto de los ciudadanos que recelan de la naturaleza “puramente empresarial” de toda la operación, de inventarnos problemas, de sucumbir a nuestras suspicacias, de ser tergiversadores con los hechos y las intenciones; de imaginar, en definitiva, enemigos y fantasmas inexistentes.
 
Así, desde el partido socialista, Rubalcaba ha dicho que los recelos del PP -que ha tildado tímidamente de “sospechosa” la operación- se deben a los efectos de la lectura veraniega del “Código Da Vinci”, mientras que desde el tripartito catalan se ha respondido a las reacciones contrarias a la OPA pidiendo que “se deje trabajar al mercado”, asegurando que “desde Madrid no nos consideran de los suyos”.
 
No sabemos qué choca más contra nuestros sentidos, si imaginarnos a nuestros dirigentes de la derecha leyendo embelesados el libro de Dan Brown o contemplar a un dirigente de izquierdas y nacionalista como Huguet apelando al libre mercado y a su amor no correspondido hacia el resto de España. Todo para hacernos creer que, en realidad, no hay impulso político alguno en toda la operación.
 
Claro que, en ese empeño de hacernos “luz de gas”, el tripartito catalán y el ejecutivo de ZP nos tiene que hacer dudar hasta de lo que le oímos hace escasas semanas al ministro de Industria y miembro del PSC, Josep Montilla, cuando decía que “si fuera accionista no pondría a determinadas personas al frente de esas empresas”, entre las que incluía, sin citarla, a Endesa. Para no dudar del carácter puramente empresarial y completamente ajeno a las motivaciones políticas, deberíamos olvidar el peso accionarial y determinante que, sobre Gas Natural, tiene una entidad semipública como es La Caixa.
 
Tampoco deberíamos fijarnos en la obsesión, típicamente socialista y nacionalista al tiempo, del tripartito por influir políticamente en el mercado, y el servilismo con el que el Ejecutivo de ZP se brinda a todas sus apetencias.
 
Pero ¿cómo olvidar algo que ha quedado por escrito en los Pactos del Tinell del gobierno del Tripartito, como es el compromiso de “actuar desde la Generalidad, en concertación con el sector privado, para impulsar la creación o la consolidación, en su caso, de empresas y operadores catalanes, públicos o mixtos, en sectores estratégicos (energía, telecomunicaciones, infraestructuras) siempre respetando las condiciones de mercado"? ¿Desde cuándo es compatible el respeto por el mercado con la intervención política destinada a “crear o consolidar la creación o consolidación de empresas”, sean estas catalanas o no?.
 
El tripartito catalán y su servil Ejecutivo central podrán hacer cuanta “luz de gas” quieran a los accionistas, a los consumidores y a los ciudadanos en general. Ya no es que nos quieran volver locos, es que nos toman, simplemente, por tontos.

En Libre Mercado

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