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EDITORIAL

Encadenado a la banda terrorista ETA

Ni el atentado del 30 de diciembre en la T-4 ni el anuncio de ETA de que no le satisface el grado de cumplimiento de los acuerdos y que volverá a atentar en cualquier momento; nada aparta a Zapatero de su idea de pactar con ETA a toda costa.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha mostrado finalmente que no rompe con el entorno de ETA, y se sigue aferrando a la negociación con la banda asesina contra cualquier otra consideración. Nosotros lo advertimos desde aquí: la piedra de toque del teatral cambio de actitud del Gobierno respecto de sus compañeros de mesa de negociación estaba en ANV. De haber hecho cumplir la ley, impidiendo que la marca electoral de ETA llegara tomar poder en ayuntamientos y concejalías, Zapatero hubiera roto definitivamente con la banda. Pero ha preferido no hacerlo.

No puede decir que no se tenía margen de maniobra, porque la tenía. Se le ha recordado desde distintas instancias que contaba con el tiempo y los instrumentos necesarios suficientes para hacer cumplir la ley. Por otro lado, el propio Gobierno ha demostrado con De Juana y Otegi que cuando quiere, puede. Y, por último, el mismo Gobierno que planta agentes del CNI frente a la casa de un empresario simplemente porque no se ha prestado a arrodillarse ante sus pretensiones no puede alegar que sea escrupuloso con la ley.

Mariano Rajoy se entrevistó con Zapatero para mostrarle su apoyo, pero siempre condicionado a que cambiara de estrategia de negociación a derrota de ETA. Y la calculada inacción de estos días, que se ha saldado con éxito al comprobar que la banda ha colocado a su gente en ciertos ayuntamientos del País Vasco y Navarra hace ver que las razones para mostrarse al lado de Zapatero se han desvanecido.

Que nada ha cambiado en realidad en la actitud del Gobierno es también evidente en la decisión de gobernar Navarra con los anexionistas de Nafarroa Bai, y al margen de la candidatura constitucionalista de UPN. Puras vuelve a hablar una vez más de "cambio", y al lado de los nacionalistas ya sabemos hacia dónde será.

En definitiva, ni el atentado del 30 de diciembre en la T-4 ni el anuncio de ETA de que no le satisface el grado de cumplimiento de los acuerdos y que volverá a atentar en cualquier momento, ni que la banda le saque los colores mostrando cómo y cuándo han estado negociando; nada aparta a Zapatero de su idea de pactar con ETA a toda costa. La necesita como coartada para justificar el cambio del régimen que acaba de cumplir una efeméride, o porque todavía hay más que pueden sacar a la luz y todavía no ha salido. Pero está claro que Zapatero no puede desengancharse de la banda, y que su voluntad no es autónoma ni cuenta con independencia respecto de los planes de ETA.

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