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EDITORIAL

Energía verde contra el gorila rojo

Pese a la tentación que supone aprobar todo aquello que pueda perjudicar o simplemente molestar a Chávez, este movimiento puede tener sentido estratégico en Latinoamérica, pero carece de lógica desde un punto de vista energético.

El acercamiento entre Bush y Lula ha puesto muy nervioso a Chávez, puesto que la base del mismo es la promoción del etanol, la alternativa de moda al petróleo, que es la base del poder del gorila rojo. El caudillo venezolano no sólo ha visto como uno de sus aliados en la región se acerca a su gran satán y principal cliente, sino que siente amenazado su poder por una vía que no esperaba: la promoción de alternativas energéticas. No es de extrañar que en uno de sus arrebatos haya tildado el acuerdo de "irracional" y "anti-ético". Chávez recurriendo a la ética, quién lo iba a decir.

Sin embargo, pese a la tentación que supone aprobar todo aquello que pueda perjudicar o simplemente molestar a Chávez, este movimiento puede tener sentido estratégico en Latinoamérica, pero carece de lógica desde un punto de vista energético. El etanol es caro y se emplea como combustible únicamente gracias a los subsidios. Además, las diversas investigaciones realizadas parecen indicar que tiene un balance negativo de energía. Es decir, que cuesta más energía producir un litro de etanol que la que ese mismo litro contiene. Si se popularizara demasiado los ecologistas protestarían por el aumento de la superficie de cultivo de azúcar y maíz para su producción y porque emite más CO2 que la gasolina. Aún así, dado que es una energía renovable y vista la promesa de llegar al 20% de renovables que la Unión Europea se ha puesto como meta, no sería de extrañar que la producción de etanol crezca notablemente durante los próximos años.

Existe una opción viable para reducir la dependencia del petróleo, pero no cuenta con el beneplácito ni de políticos ni de una gran parte de los ciudadanos. Sin embargo, habría que empezar a considerar de una vez que casi nunca se escoge entre algo bueno y algo malo sino, mal que nos pese, entre lo malo y lo peor. Y, en ese contexto, la energía nuclear sólo es mala.

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