Menú
EDITORIAL

ETA pide tiempo y dinero para reorganizarse

El terror es su única baza para lograr réditos económicos y políticos y, desde luego, no tienen ninguna intención de abandonarlo, más bien se dedican a enmascararlo tácticamente.

Sabido es que gran parte de la infraestructura criminal de ETA depende de que ésta siga recibiendo financiación de las instituciones, que es lo mismo que decir financiación de todos los españoles a quienes lleva desde hace décadas extorsionando y en ocasiones asesinando. De ahí que siempre que, desde la ilegalización de esa marca blanca de ETA que es Batasuna, haya realizado cuantas tretas estuvieran a su alcance para seguir en el Parlamento vasco o en los consistorios vascos y navarros.

A estas alturas, pues, a nadie debería extrañarle que la serpiente haga cuanto esté a su alcance para continuar viviendo del erario, incluso ofreciéndonos esas frutas que todos debieran considerar prohibidas como las treguas trampa. En esta última, la banda terrorista ha llegado a prometer un "alto el fuego verificable", algo muy del gusto del gran verificador de la anterior paz sucia que fue el ministro del Interior y actual vicepresidente del Gobierno.

Puede que con semejante representación, acompañada de un genérico rechazo de la violencia por parte de Sortu, ETA confiara en permanecer en las instituciones. Y cierta razón no le faltaba: a poco que nos ha prometido haber cambiado de verdad, los socialistas vascos, con Eguiguren y López a la cabeza, ya han proclamado el derecho de Sortu a concurrir en los comicios. Incluso dentro del Tribunal Supremo, en su reciente sentencia de ilegalización de la pantalla proetarra, hubo por primera vez votos particulares sobre este asunto.

Mas no deberíamos engañarnos. Puede que algunos españoles tengan una memoria de pez, sobre todo cuando ideológicamente les interesa, pero basta con leer los comunicados de la banda, el último el de este domingo, para saber a qué nos atenemos. Como ya es habitual, en ellos ni se condena su violencia, ni se pide perdón a las víctimas, sino que siguen insertando sus crímenes en un conflicto armado entre dos bandos: ETA y los represivos Estados español y francés, los únicos que, según el reciente comunicado, siguen practicando la violencia. ¿Y qué entiende la banda por violencia estatal? Pues, por un lado, que se sigan deteniendo a asesinos de la ETA y, por otro, que se impida que Sortu, su máscara electoral, concurra a los próximos comicios municipales.

La paz según ETA consiste, pues, en una suspensión del Estado de Derecho que vaya de la mano de un rearme de la banda terrorista sufragado por los españoles. ¿A qué viene, si no, insistencia en que permitamos a sus pistoleros reorganizarse con tranquilidad y, sobre todo, en que Sortu siga presente en los ayuntamientos? Saben que están débiles y que necesitan tiempo y dinero para seguir amenazando de manera creíble a todos los españoles; el terror es su única baza para lograr réditos económicos y políticos y, desde luego, no tienen ninguna intención de abandonarlo, más bien se dedican a enmascararlo tácticamente.

Ahora sólo queda por descubrir el alcance de las más que probables conversaciones entre ETA y el Gobierno. La "derrota" de ETA a través de la rendición del Estado de Derecho sería uno de los pocos reclamos que Zapatero o Rubalcaba podrían exhibir en unas generales. ¿Hasta dónde estarán dispuestos a llegar para lograrlo?

En España

    0
    comentarios