Tanto Pedro J. Ramírez como Federico Jiménez Losantos ya son lo suficientemente conscientes de su buen quehacer profesional como para que tengan involuntariamente que confirmárselo los insultos y descalificaciones que les ha dirigido un personaje como Felipe González.
Que el máximo responsable político de los crímenes, secuestros y latrocinios perpetrados por los GAL –por no hablar de la generalizada corrupción bajo su empobrecedor Gobierno– pretenda dar lecciones de moralidad a ambos periodistas, a los que ha insultado como "Pedro Jeta" y "Jiménez-Losdemonios", resulta tan patético como verlo calificar de "imbécil" al líder del PP, Mariano Rajoy. Tan patético –y perdonen la insistencia– como ver a quien cobardemente jamás asumió su responsabilidad en la llamada "guerra sucia", enfangado y haciendo ahora el trabajo sucio a un Zapatero que presume engañosamente de "talante" y de "diálogo", pero que, en realidad, reclama "dramatismo" y "tensión" en pro de una campaña electoral que esperemos no llegue a ser tan sucia y dramática como la que le aupó al Gobierno del 11 al 14-M.
Con todo, no es sólo el clima de dramatismo y de tensión que reclama Zapatero el que explica que González haya tratado nada menos que de "imbécil" a Rajoy por unas declaraciones en las que el candidato popular se limitaba a considerarse "más moderado y razonable" que el actual presidente del Gobierno. Es también el desquiciamiento propio de un hombre que no acaba de asimilar el hecho de que le pudiera derrotar Aznar, una persona que él considera inferior y a quien este jueves también ha dirigido muestras de su insultante desprecio. El resultado es que un líder político como González, tan altivo como nocivo gobernante, no sea ya más que un pobre hombre.
