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EDITORIAL

Hay que "verificar" a Zapatero

Para verificar que ETA sigue en las mismas y que sus esperanzas de negociar con el Gobierno siguen intactas, basta leer su comunicado. Verificar que Zapatero no ha vuelto a alimentar esas explosivas expectativas nos llevará más tiempo

El presidente del Gobierno ha esperado a ver cómo reaccionaba la opinión pública ante el último comunicado de "alto el fuego" de ETA para hacer pública, dos días después, su propia valoración. A pesar de que el comunicado etarra es prácticamente un calco del chantajista anuncio de tregua que hizo la banda en 2006, esta vez Zapatero no se ha atrevido a disfrazarlo como una "oportunidad histórica para la paz" ni ha reprendido a los dirigentes del PP, tal y como hiciera entonces Rubalcaba con Rajoy, por no recibir con "sonrisas" la noticia del "alto el fuego". Por el contrario, Zapatero esta vez, aunque haya sido con retraso, ha manifestado su "profunda decepción", al tiempo que ha asegurado que "ya no valen comunicados, sólo decisiones y sólo una, y se dice en pocas palabras: abandono de las armas para siempre". Asimismo, el presidente del Gobierno ha asegurado que quienes están fuera de la legalidad porque no condenan tajantemente la violencia, "están en la misma situación hoy que antes del comunicado".

Antes de entrar en la "decepción" del presidente, convendría recordarle que la situación en la que están ahora muchos por no condenar tajantemente la violencia no es otra, desgraciadamente, que la de ocupar cargos públicos y recibir subvenciones en cientos de ayuntamientos vascos. Y esto es así primero porque el Gobierno de Zapatero y su dependiente Fiscalía no quisieron instar el proceso de ilegalización contra los proetarras, a pesar de que su negativa a condenar la violencia era entonces tan clamorosa como ahora, y porque además el Ejecutivo ha seguido negándose a disolver esos ayuntamientos aplicando la Ley de Bases de Régimen Local.

Dicho esto, sorprende que a un presidente del Gobierno, que supuestamente no ha vuelto a mantener contactos con la banda terrorista, le "decepcione" ahora que los etarras hagan un comunicado en el que vuelvan a dejar de manifiesto tanto su calaña como las chantajistas intenciones por las que suspenden temporalmente su "lucha armada". ¿Cabía esperar otra cosa de los terroristas viendo su historial de crímenes y de treguas? Claro que, ¿qué confianza podemos tener en que Zapatero no haya mantenido contactos con ETA cuando a día de hoy se ha negado a derogar la resolución parlamentaria que aboga por un "final dialogado de la violencia"? ¿Qué confianza podemos tener en que este Gobierno no haya vuelto a las andadas, aun de forma mucho más encubierta, cuando desde hace unos meses lleva a cabo una injustificada política de acercamientos de presos, incluso alguna injustificada excarcelación, sospechosamente paralelas a la decisión de ETA de suspender las "acciones armadas ofensivas"? ¿Qué confianza podemos tener en que no haya habido nuevos contactos entre ETA y el Gobierno cuando el Ministerio del Interior ha ordenado una retirada de escoltas que viene a coincidir sospechosamente con el anuncio de la nueva tregua de ETA? ¿Qué confianza podemos tener cuando un representante político, que no un agente policial infiltrado en la banda, como Eguiguren nos cuenta un día sí y otro también cómo supuestamente respira la banda? ¿Qué confianza podemos tener en un Gobierno que acaba de reformar hipócritamente la ley de partidos en principio para hacer más difícil que se cuelen los proetarras, pero que deja intacto el coladero que no es otro que el monopolio que ostenta la dependiente Fiscalía General del Estado a la hora de poder instar el proceso de ilegalización?

En lugar de hablar de las decepciones que le causa ETA, o de cosas casi tan ridículas como "el abandono para siempre de las armas" (¿cómo se verifica eso?), lo que Zapatero debe garantizar y probar es que en ningún caso va a haber impunidad para los criminales; que en ningún caso esta tregua terrorista va a reducir el nivel de presión policial hacia los terroristas prófugos o que en ningún caso alguien que no condene taxativa e incondicionalmente la violencia volverá nunca a poder presentarse a las elecciones. A este último respecto, aun estamos esperando del Gobierno y de su dependiente Fiscalía una clara advertencia a EA sobre las consecuencias de ilegalización que tendría para este partido si finalmente se ofrece como plataforma de ayuda a los proetarras, tal y como con escaso disimulo ya han comenzado a hacer, también desde hace meses.

En cualquier caso, lo que es evidente es que para verificar que ETA sigue en las mismas y que sus esperanzas de negociar con el Gobierno permanecen intactas, basta leer su comunicado. Verificar que Zapatero no vuelve a alimentar esas explosivas expectativas nos llevará más tiempo. Por de pronto, el deber de todo ciudadano, habida cuenta de su extenso currículum de mentiras, es desconfiar de cada una de sus palabras.

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