Menú
EDITORIAL

Hora decisiva

Los resultados que arroja el sondeo de Metroscopia transformarían radicalmente el panorama político nacional.

La encuesta publicada este domingo por el diario El País, que coloca a la formación populista de extrema izquierda Podemos como el partido más votado en las próximas elecciones generales, ha suscitado innumerables comentarios y, en algunos ámbitos, auténtica conmoción. No es para menos, habida cuenta de que los resultados que arroja ese sondeo transformarían radicalmente el panorama político nacional.

Ciertamente, el análisis detenido de los datos puede suscitar interrogantes de calado, incluidos algunos que afectan directamente a los propios resultados obtenidos o cocinados por la autora del sondeo, Metroscopia, y al objetivo que ha perseguido ésta o quien le encargó que lo realizara. ¿Se trataba de hacer una mera toma de temperatura del estado de ánimo electoral de los españoles o de cargar las tintas en perjuicio o beneficio de Podemos, el PP y el PSOE, principales protagonistas de la encuesta? Por descontado, la duda no ofende, especialmente cuando anda de por medio el diario global, al que tanta dedicación presta la vicepresidenta Santamaría.

Sea como fuere, lo cierto es que hay mar contestataria de fondo y que la formación antisistema cuyos líderes se deshacen en elogios de los hipercorruptos y liberticidas regímenes que padecen en países como Argentina y Venezuela no hace sino ganar peso en el espacio público y político, en detrimento de populares y socialistas, que parecen boxeadores sonados, incapaces de hacer frente a los graves desafíos que afrontan no sólo sus propios partidos sino la Nación.

La arriolesca estrategia del miedo es harto probable que no le vaya a funcionar a un Partido Popular al que la Operación Púnica ha abierto un boquete tremendo que tiene dificilísimo cerrar y que seguramente vaya a depararle aún muy desagradables sobresaltos. Cada vez son menos los votantes populares dispuestos a tragar con las tremendas ruedas de molino que se les presentan y, en consecuencia, se plantean votar a otras opcioones políticas o engrosar las filas de la abstención. El mero discurso del miedo no les va a retener, no les está reteniendo, de hecho. Con toda la razón piden a su partido más que una pasividad especialmente incomprensible o incluso indignante por el enorme poder de que disfruta –Gobierno central y la gran mayoría de los autonómicos y de las localidades más importantes– y la situación que vive el país.

En cuanto al PSOE, el espectro del Pasok debería servirle para activar todas las alarmas. Y es que el célebre partido socialista griego ha pasado de repartirse el poder con la derechista Nueva Democracia (ND) a ser una suerte de recuelo estadístico en los últimos sondeos, en los que ni siquiera alcanza el 5%, mientras que la piafante Syriza, el Podemos heleno, se consolida como el referente de la izquierda y se disputa el primer puesto entre las preferencias de los electores con la ND.

Por lo que hace a Ciudadanos, UPyD y Vox, están en una hora decisiva. Ha llegado el momento de que pongan toda la carne en el asador y demuestren sus poderes. Deben aprovechar la ocasión, pues es muy probable que no vayan a tener otra en condiciones tan favorables. No se trata de una mera y oportunista pesca en río revuelto, sino de proponer proyectos que generen confianza e ilusión y en los que la ciudadanía se sienta representada e implicada. De socializar para regenerar y no para dinamitar, que es en lo que andan los admiradores del siniestro tirano Hugo Chávez, el tóxico remedio que acabó convirtiendo la enferma democracia venezolana en la aberrante república bananera que hoy avergüenza a todos los defensores de la libertad.

En España

    0
    comentarios