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EDITORIAL

Huir del Parlamento y refugiarse en la Bolsa

Zapatero, en la Bolsa de Madrid, ha dado nuevas muestras, tanto de su desprecio al parlamento, como de su ilimitada capacidad para el "autobomo".

Una cosa es que la situación económica no vaya a ser a corto plazo el talón de Aquiles del Gobierno de Zapatero y otra, muy distinta, tratar de utilizar determinados datos macroeconómicos positivos, que son, en buena parte, herencia del Gobierno anterior, para llevar a cabo un discurso triunfalista con el que, además de encubrir las señales de alarma que ya se detectan en este terreno, desviar la atención de la deriva política que supone la desvertebración de España y los trapicheos gubernamentales con el terrorismo.

Eso es, sin embargo, lo que ha pretendido hacer el gobierno con la elaboración y presentación ayer en la bolsa de Madrid, de un "Informe Económico del Presidente del Gobierno", con el que Zapatero ha dado nuevas muestras tanto de su desprecio al parlamento como de su ilimitada capacidad para el autobombo.

Aunque Zapatero se haya resguardado en esa sede mercantil de la réplica de la oposición política, el contrapunto a su triunfalista balance económico se lo daba ayer mismo la noticia de que el déficit por cuenta corriente creció en enero un 37 por ciento y que la productividad media española cayó en 2006 un 0,3 por ciento, mientras que en la UE-25 creció un 1 por ciento.

Y es que por mucho que Solbes haya podido preservar parte de la saneada herencia económica del PP frente a las pulsiones irresponsables y radicales de sus compañeros y socios de gabinete, lo cierto es que el Gobierno no ha hecho reforma económica alguna a la que quepa atribuirle ninguno de los datos económicos de los que se vanagloria Zapatero.

No hay pues que sorprenderse de que, a pesar de los buenos datos de crecimiento del PIB, en los tres últimos años los españoles hayan perdido dos puntos de poder adquisitivo, y que la vivienda o la energía, por citar sólo dos ejemplos, sean un problema para el que este Gobierno no tiene otra "solución" que no sea agravarlos con OPAs intervencionistas o con costosísimos y estériles ministerios. Eso, por no hablar de la condescendencia ante el movimiento okupa o ante el ecologismo más reaccionario...

Finalmente, si diarios extranjeros como el Financial Times, además de acusar a Zapatero de desviar la atención de su fracaso antiterrorista, le reprochan en el terreno económico el "haber hecho poco aparte de mantener las riendas de las finanzas públicas", debemos recordar que ha sido el propio ministro Solbes el que reconocía el domingo ante el FMI el desprestigio internacional en el que hemos incurrido por la crisis de la CNMV. Una crisis motivada por el irreprimible y escandaloso intervencionismo del Gobierno y de sus socios, que hacen del discurso de Zapatero en la Bolsa de Madrid un sarcasmo tan hiriente como mentar la soga en casa del ahorcado.

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