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EDITORIAL

Insultos a las víctimas y burlas al Estado de Derecho

Las treguas de ETA son reversibles; pero las reformas estatutarias que tratan de lograrlas, no

La indigna reunión mantenida este martes por el secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, con los nuevos parlamentarios proetarras en la cámara autonomica vasca ha provocado que diversas organizaciones de víctimas del terrorismo hayan hecho comunicados en los que han expresado sus más que justificadas protestas. Para la AVT, “el encuentro supone un insulto a la memoria de las víctimas del terrorismo”, mientras recuerda a López algo tan conocido y, al tiempo, tan ignorado, como que se ha reunido con "quienes se han negado a condenar los atentados que causaron la muerte a más de 800 personas, entre otras, numerosos miembros del Partido Socialista que dieron su vida por defender la paz y la libertad en el País Vasco".
 
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (Covite) ha recordado, por su parte, al secretario general del PSE las palabras que le dirigió la madre de Joseba Pagazaurtundúa, el jefe de la Guardia Municipal de Andoain asesinado por ETA, durante el homenaje que se organizó con motivo del segundo aniversario de su muerte: “Cuando tenga que tomar decisiones ponga en un lado de la balanza lo más importante, la vida, pero también la dignidad. En el otro lado, ponga el poder y el interés de partido, y sabrá entonces si cada decisión es correcta o no".
 
Las víctimas denuncian asimismo “el retroceso en materia antiterrorista" que lúcidamente consideran que se registra en España, "cuando merced al extraordinario trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y a la firmeza del Pacto Antiterrorista, ETA se encontraba en el peor momento de su sangrienta trayectoria".
 
Ciertamente, de poco sirve el acoso policial a los terroristas, si el gobierno está dispuesto a neutralizar sus efectos y a disolver el poder disuasorio y punitivo de las penas con su abierta disposición a negociar la impunidad en eso que ahora vuelve a llamarse “proceso de paz”. Del objetivo de derrotar a los terroristas, se pasa de nuevo a tratar de apaciguarlos. Sólo que ahora, no se pretende lograrlo únicamente con ofertas penitenciarias –reservadas a una futura negociación entre el gobierno de ZP y ETA-, sino también con ofertas políticas –reservadas a Patxi López para que se sume a los planes y al referéndum con el que los firmantes de Estella quieren acabar con el Estatuto de Guernica.
 
En lo que debemos fijarnos, pues, no es tanto en la composición del futuro gobierno vasco, sino en qué alianzas se van a formar para acabar con el Estatuto de Guernica. Ese es un precio político que Zapatero está dispuesto a pagar desde el mismo momento en que se dio cuenta de que, de no hacerlo, tendría que enfrentarse a los nacionalistas con el imperio de la ley. Y eso no lo iba hacer, desde luego, quien hace depender su gobierno de los socios de ETA en Perpiñán. Que el PSE se sacara de la manga, a pocos meses de las elecciones, el Plan de Patxi López sólo tenía como objetivos negociar el Plan Ibarretxe.
 
No debemos, pues, hacer el avestruz ante el horizonte. Las treguas de ETA son reversibles; pero las reformas estatutarias que tratan de lograrlas, no. Lo que ha quedado retratado en la entrevista de Patxi López con los proetarras es que los socialistas están dispuestos a sumarse a Estella para acabar con el Estatuto de Guernica. Lo que ha quedado fotografiado, un día antes del Debate sobre el Estado de la Nación, es de qué lado ha hecho Patxi López caer el fiel de esa balanza de la que le hablara la madre de un guardia municipal asesinado.

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