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EDITORIAL

Irak, la Izquierda y el Día de la Mujer

Los 25 miembros del Consejo de Gobierno provisional iraquí han firmado la Constitución interina que regirá Irak hasta la celebración de elecciones, una semana después de que lo tratara de impedir los brutales atentados terroristas cometidos por Al-Qaeda en los que fueron asesinados casi dos centenares de iraquíes.
 
Aunque los terroristas han intentado de nuevo hacerse presentes este lunes, las explosiones registradas en el centro de Bagdad no han causado heridos ni muertos. No obstante, cabe señalar que esta Carta Magna provisional –quizá la más respetuosa con los derechos y libertades individuales del mundo musulmán– cuenta con poderosos opositores, aunque menos salvajes que los terroristas, en el propio seno del Consejo Iraquí: Los fundamentalistas chiíes. Aunque sus representantes en el Consejo hayan ratificado el Texto, no han dejado de filtrar sus objeciones y su voluntad de intentar modificarlo más adelante. Los puntos principales de discrepancia son que el Islam no sea la fuente única de legislación, que el parlamento deba tener al menos un 25% de mujeres o el respeto a la autonomía del territorio kurdo.
 
Ya hemos insistido en otras ocasiones en la titánica, frágil y, al tiempo, necesaria empresa que supondrá aproximar la realidad iraquí a unos valores que ahora sólo se ven plasmados en un documento que no se sabe, además, que suerte correrá. El azar ha querido, no obstante, que coincidan la firma de esta Constitución provisional con el Día Internacional de la Mujer.
 
No queremos por fortuito pasar por alto este hecho que bien puede hacernos reflexionar sobre la impostura moral y política de la izquierda en general y la de nuestro país en particular. Ni una sola crítica han dirigido sus representantes contra el mundo musulmán, a pesar de ser donde más se vejan a diario los derechos de la mujer en todo el planeta. El más mínimo aliento ha salido de su boca para respaldar la frágil Constitución iraquí que tanto odian los terroristas y fundamentalistas como respaldan los norteamericanos.
 
La aversión de la izquierda a los Estados Unidos de América es tal que le lleva a tratar como amigo a cualquiera de sus enemigos, por liberticidas y criminales que sean. Les puede tanto su odio a la sociedad abierta que son capaces de aliarse con cualquiera de sus enemigos, aunque sean los mayores responsables de la triste realidad que las mujeres padecen en un mundo que la Constitución iraquí trata de dejar atrás. Nuestras “progresistas” aman tanto a Arafat como denostaron en su día a Margaret Thacher. Y así están y así siguen.

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