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EDITORIAL

La bajeza del PP vasco con Ciudadanos

El PP vasco ha pasado a convertirse en el más fiel y envilecido reflejo del PP de Rajoy

Nadie pretende que los dirigentes del PP vasco traten a los candidatos de Ciudadanos con la consideración y hasta el "cariño" con el que hace unos días Alfonso Alonso obsequió a Pili Zabala, candidata de Podemos y hermana del etarra asesinado por los GAL José Ignacio Zabala. Pero, desde luego, sí que es exigible cierto respeto e incluso complicidad entre el PP y Ciudadanos en esta campaña electoral, ya que ambas formaciones pertenecen al ámbito constitucional, Ciudadanos es el único partido que ha brindado apoyo al PP nacional y ambas formaciones están llamadas a entenderse también en el País Vasco.

Está visto, sin embargo, que los representantes del PP vasco, en esa senda de envilecimiento en la que andan desde la defenestración de la encomiable María San Gil, prefieren arremeter contra Cs, formación que acaba de recibir el apoyo del filósofo Fernando Savater y aspira a recoger el testigo de UPyD en el País Vasco. Así, tras denigrar Rajoy a la formación naranja calificándola de "pandilla", los representantes del PP vasco han emitido un bochornoso video en el que se equipara el voto a Cs con el uso de unas chanclas en Groenlandia, una bufanda en Puerto Rico o un paraguas en el Sáhara.

Naturalmente, los representantes de Ciudadanos han respondido al desprecio de los populares calificándoles de "banda" y tildando de "basura" el video de marras. Lo prioritario, sin embargo, es tener presente cuál es el verdadero adversario de ambas formaciones constitucionalistas, tal y como ha hecho el dirigente de Ciudadanos José Manuel Villegas, quien ha advertido de que ambas se enfrentan a "los nacionalistas y los populistas"; valga la redundancia, convendría añadir, habida cuenta de hasta qué punto Podemos ha hecho suyas las pretensiones nacionalistas más radicales.

Por otra parte, los dirigentes del PP vasco deberían ser conscientes de que si muchos ciudadanos dejaron de votarles y buena parte de ellos consideraron útil votar a UPyD, tanto como puedan hacerlo ahora a Ciudadanos, es precisamente por la deserción de los principios y de la contundencia con la que en otros tiempos los populares combatieron al nacionalismo. Tras la defenestración de María San Gil, el PP vasco ha pasado de ser el más digno representante de lo que otrora defendió el PP nacional a convertirse en el más fiel y envilecido reflejo del PP de Mariano Rajoy. La irrupción de formaciones regeneracionistas como Ciudadanos y UPyD en Cataluña y el País Vasco no se explica sin la condescendencia para con los nacionalistas de los dos grandes partidos nacionales.

Los constitucionalistas no deberían tirarse los trastos a la cabeza, sino recuperar el espíritu que imperó en el Kursal de San Sebastian en abril de 2001, cuando populares y socialistas compartieron un memorable acto electoral, tras el cual Fernando Savater unió las manos de sus entonces líderes, Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros.

Esa unidad de acción de los constitucionalistas va a ser ahora aun más imprescindible, dado el tétrico panorama que dibujan las encuestas, con el PNV como ganador incontestable pero necesitado de apoyos y los proetarras de Bildu y Podemos disputándose el segundo lugar.

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