Menú
EDITORIAL

La 'belleza' del estalinismo podemita

Hasta sus votantes deberían estar en estos momentos aterrados de lo que puede hacer con España esta camarilla si alguna vez llega al poder.

Dos hechos recientes han puesto nuevamente de relieve qué es Podemos y cómo piensan realmente los dirigentes de este movimiento ultraizquierdista. Por un lado la destitución del número tres de la organización por discrepancias con el líder, una purga en toda regla como exigen los cánones del más rancio estalinismo. Por otro la negativa a dimitir de la cara visible del podemismo en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, a pesar de haber sido condenada en los tribunales por un delito contra los derechos civiles tras su asalto a la capilla católica de la Universidad Complutense.

En ambos casos, los responsables podemitas hacen exactamente lo contrario de lo que han venido predicando desde que Podemos saltó a la arena política. Pero en esta cruzada por disfrazar su desprecio a la verdad, los dirigentes del grupo ultraizquierdista cuentan con la colaboración de personajes como Manuela Carmena, toda una profesional de la judicatura que ayer se atrevía a censurar la pregunta de un periodista de esRadio por no considerarla "pertinente".

Ni las decisiones estratégicas en el seno de Podemos se adoptan por procedimientos democráticos ni sus jerifaltes están dispuestos a asumir el código ético que exigen a todos los demás.

Lejos de convertirse en un partido político fundado en los más exigentes principios democráticos, la formación liderada por Pablo Iglesias ha sido siempre un movimiento revolucionario dispuesto a imponer el capricho de sus dirigentes sin espacio a la discrepancia. El engaño ha funcionado mientras el partido se ha comportado como un bloque monolítico. En cuanto han surgido los primeros desacuerdos con el "líder supremo", la guillotina política ha empezado a funcionar sin espacio para la benevolencia.

Entre apelaciones a los sentimientos, la belleza de un beso y otras bobadas de jaez similar, en el seno de Podemos se vive una guerra en toda regla en la que Iglesias está dispuesto a salir vencedor, aunque para ello tenga que acabar con aquellos a los que una vez juró lealtad eterna. De nuevo un clásico del más puro estalinismo, cuya ferocidad en la represión de los adversarios palidecía ante la crueldad con la que se exterminaba -y no sólo políticamente-, a los aliados caídos en desgracia.

Esa es la "belleza" de Podemos. La del gulag ideológico y el asalto impune a los derechos de los que no piensan igual. Hasta sus votantes deberían estar en estos momentos aterrados de lo que puede hacer con España esta camarilla totalitaria si alguna vez llega al poder.

Temas

En España

    0
    comentarios