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EDITORIAL

La campaña contra Feijóo se vuelve contra sus autores

Si las relaciones con Dorado han de traducirse en la asunción de responsabilidades políticas, son Vázquez, Beiras y Jorquera quienes deben dimitir.

La comparecencia del presidente de la Junta de Galicia en el Parlamento autonómico celebrada esta semana fue utilizada por la oposición para organizar un escándalo impropio de una institución democrática. El espectáculo protagonizado por Beirás, sollozando en la tribuna de oradores mientras profería todo tipo de insultos contra Nuñez Feijóo, no puede disculparse ni siquiera por el evidente desequilibrio que aqueja al decrépito político nacionalista. Pero tampoco el resto de fuerzas opositoras presentes en la cámara fue capaz de sobreponerse a esa tentación mostrenca, de forma que socialistas y nacionalistas convirtieron el foro autonómico en una algarada de insultos hacia el presidente popular a cuenta de unas fotos tomadas nada menos que en 1991.

Las imágenes de Feijó junto a Marcial Dorado hace más de veinte años, rescatadas para la ocasión por el periódico del Grupo Prisa, han sido el pretexto para desatar una campaña brutal contra el presidente de Galicia en la que se han llegado a dar por sentada la colaboración de las instituciones autonómicas con las empresas del traficante encarcelado, de la que habría resultado incluso una supuesta financiación ilegal del partido actualmente en el poder gallego.

La ira contra el político que primero los desalojó del poder y después amplió el margen de su victoria ha hecho que socialistas y nacionalistas desataran una sucia campaña sin comprobar antes el terreno que tan alegremente estaban pisoteando, con el resultado de que son precisamente esas dos fuerzas políticas las que están en este momento cuestionadas por sus relaciones, éstas sí muy reales, con el ahora famoso traficante gallego. Porque resulta que fue la coalición de gobierno de nacionalistas y socialistas la que transfirió a Marcial Dorado las ayudas más cuantiosas de todas las que le ha tramitado la Junta de Galicia. En concreto, el bipartito entregó a este traficante, ahora convertido en epítome de la corrupción por ellos mismos, una subvención de 125.000 euros, la mayor jamás concedida a las empresas de Dorado. Por el contrario, los gobiernos presididos por Núñez Feijóo, al que ambas formaciones han acusado de todo lo imaginable en torno a este caso, se limitaron a hacer pagos de algunas facturas –que no subvenciones– por un importe no superior a 5.000 euros en total.

Llegados a este punto hay que exigir al PSOE de Galicia y al BNG con sus distintas escisiones que se interpelen a sí mismos en los términos que han dedicado al político popular por una conductas que ellos, a diferencia de su rival, sí han practicado con total desparpajo. Si las relaciones con Marcial Dorado han de traducirse en la asunción de responsabilidades políticas, son Vázquez, Beiras y Jorquera quienes deben actuar en consonancia con lo que le exigían a Feijóo y presentar su dimisión. Además de saldar con justicia una bochornosa operación de acoso, la política en Galicia ganaría extraordinariamente en dignidad.

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