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EDITORIAL

La capciosa misión en el Líbano

Lo cierto es que el partido de Rajoy ha emitido su voto –y además favorable– sin que el Gobierno ni la propia ONU hayan aclarado absolutamente nada.

No vamos a discutir el acierto con el que Mariano Rajoy ha denunciando la manipulación e hipocresía con la que Zapatero denigra o elogia la participación de tropas españolas, según le convenga, en misiones internacionales, tal y como la que ahora va a tener lugar en el Líbano. Sin embargo, la desfachatez de Zapatero no absuelve la incoherencia del Partido Popular, que finalmente ha emitido su voto, sin la lógica condición que hasta ahora había exigido a cambio, como era la que le concretaran la naturaleza, los medios y los fines de la misma.

Lo cierto es que el partido de Rajoy ha emitido su voto –y además favorable– sin que el Gobierno ni la propia ONU hayan aclarado cuál es el mandato de las tropas, ni haya concretado de manera precisa su misión, ni haya establecido el protocolo de enfrentamiento. La resolución 1701 proclama claramente el necesario desarme de los terroristas de Hezbolá pero, sin aclarar lo anterior y sin señalar quién, cómo y en qué condiciones debe hacerlo, semejante proclama se convierte en un brindis al sol.

Se pueden asumir riesgos para combatir a los terroristas que impiden, con la complicidad de Estados como Siria e Irán, la paz, la democracia y el progreso del Líbano. Pero asumir riesgos para ejercer, a la postre, de equidistante congelador del perverso status quo actual es algo que, para nosotros, nos resulta tan probable como se lo pueda resultar a Rajoy; con la diferencia que nosotros no lo votaríamos favorablemente.

El tiempo dirá si el Gobierno de Israel cometió o no un error interrumpiendo su ofensiva contra el desestabilizador terror islamista para delegar en estas fuerzas internacionales, bajo el dudoso mandato de la ONU, la labor de pacificar la zona.

En cualquier caso, si se demanda la presencia de nuestras tropas, los españoles sí que tenemos derecho a reclamar que se aclaren todos los términos de la misión antes de responder a ella. No lo ha hecho el presidente del gobierno, pero tampoco el líder de la oposición. Ante misiones tan imprecisas como esta, como ante las preguntas capciosas, no valen un "no" o un "sí", por muy "vigilante" y "critico" que se pretenda ser en la respuesta.

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