Aunque casos de corrupción los puede haber en todos los partidos, no le falta razón al portavoz popular Martinez Pujalte al quejarse del doble rasero que la Fiscalía, la Policía y determinados medios de comunicación han mostrado ante el presunto cobro de comisiones por parte del PSOE de Ibiza, que se habría embolsado más de millón y medio de euros por adjudicar un importante proyecto urbanístico. Más si cabe, si tenemos en cuenta que, en esta ocasión, se trata de un caso de una gravedad sin precedentes en la isla, con grabaciones telefónicas que lo fundamentan y que afecta a una empresa que ya estuvo implicada en el llamado "caso Roldán".
Con todo, y aunque sea exigible que la atención mediática y la justicia recaigan por igual sobre todos aquellos que no tengan el coraje moral de resistir a las tentaciones, no estaría tampoco de más reducir el número de oportunidades que, de manera estructural, se brinda a la corrupción en todos los ayuntamientos, tal y como sucede en las recalificaciones de suelos o en las adjudicaciones de obras.
La liberalización del suelo y un mayor control y rigor normativo en los concursos públicos no sólo abarataría las cosas, sino que reducirían las corruptas tentaciones que siempre acechan a la discrecionalidad y a la falta de transparencia.
