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EDITORIAL

La educación atractiva según la izquierda

como para nuestra izquierda rancia e ideologizada lo importante no es que cada uno aproveche sus talentos, sino que todos sepamos lo mismo que el menos apto para así ser todos iguales, jamás recorrerá el camino de la excelencia y el esfuerzo.

Los socialistas, ante el abandono que se produce cuando por fin permiten a los 16 años escoger si se continúa la educación secundaria generalista, que permite acceder a la universidad, u optar por otro camino como la formación profesional, han decidido hacer "más atractivo" el bachillerato de dos años que nos dejó la LOGSE. Aquellos alumnos que suspendan entre tres o cuatro asignaturas del primer año podrán repetirlas añadiendo otras del segundo curso.

El caos organizativo que puede suponer a los institutos –hay que recordar que tienen requisitos de número máximo de alumnos por clase y asistencia obligatoria de los que carecen las universidades– prácticamente incentiva que las juntas de evaluación otorguen a los alumnos en esta situación un par de aprobados compasivos que les permitan pasar de curso. Pero aunque no sucediera, la justificación dada por Cabrera muestra el extravío de los socialistas en todo lo que se refiere a la enseñanza. Lo importante es hacer "atractivo" el estudio. El que se enseñe algo de verdad es completamente secundario. Así, es perfectamente normal que los informes internacionales muestren que los resultados de nuestros escolares son deleznables.

Por su parte, la derecha ha insistido y sigue insistiendo en mantener el status quo en materia de educación, haciendo mínimos retoques que alivien el desastre pero sin atreverse a entrar a fondo en un campo que han dejado libre a los experimentos de los pedagogos de izquierdas. La situación ha llegado a un estado tal de degradación que no sirven retoques ni "pactos de Estado". Es necesario un cambio que a un futuro Gobierno socialista le resulte muy difícil derribar.

En Suecia, el cheque escolar fue implantado por un Gobierno de centro-derecha, y la izquierda lo tuvo que mantener cuando llegó al poder. Aunque la mayor parte de los colegios e institutos sigan siendo públicos, han perdido el monopolio educativo y sus empleos dependen de que los padres sigan confiando en ellos, de modo que han tenido que mejorar. Pero el atractivo que ofrecen consiste en que enseñan bien y sus alumnos salen mejor preparados, no que resulte más sencillo aprobar unos cursos cada vez más devaluados e inútiles. Pero como para nuestra izquierda rancia e ideologizada lo importante no es que cada uno aproveche sus talentos, sino que todos sepamos lo mismo que el menos apto para así ser todos iguales, jamás recorrerá ese camino, el de la excelencia y el esfuerzo. Tendrá que hacerlo Rajoy, si se atreve.

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