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EDITORIAL

La mayor fábrica de independentistas está en el PSC

En un arrebato freudiano, Navarro pretende culpar al partido que hoy gobierna España de aquello que el PSC ha venido haciendo en la última década.

El secretario general de los socialistas catalanes, y candidato en las elecciones autonómicas del próximo día 25, ha acusado al Partido Popular de ser "la mayor fábrica de independentistas" en Cataluña. El pobre Pere Navarro, vapuleado en las encuestas hasta extremos bochornosos, ha decidido en un arrebato freudiano culpar al partido que hoy gobierna España precisamente de aquello que el PSC ha venido haciendo y, con especial intensidad, en la última década, con su participación en los dos famosos gobiernos tripartitos.

Para el líder socialista catalán, la negativa a vulnerar la Constitución y los tratados internacionales a cuenta de un delirio exacerbado por los partidos nacionalistas para tapar su incompetencia y sus corruptelas está en el origen de que el número de los partidarios de la independencia imposible de Cataluña no deje de crecer.

Sin embargo, si algo ha permitido que cuaje un despropósito monumental como ese proyecto de secesión ha sido precisamente la cobardía y la traición constante que su partido, el PSC, ha venido cometiendo contra sus votantes, razón por la cual han decidido retirarle su confianza, tal y como muestran todos los sondeos de opinión realizados hasta la fecha.

Es justo reconocer que, en esta prolongada sucesión de deslealtades a los votantes socialistas catalanes, el PSC contó siempre con la entusiasta colaboración de Zapatero. Su decisión de impulsar un nuevo estatuto para Cataluña, que dinamita los principios de igualdad y solidaridad consagrados en la Constitución, sirvió en bandeja a los nacionalistas un sólido anclaje para su proceso de secesión, que ahora ha surgido de entre los cascotes financieros de una Generalidad arruinada.

Por más que Navarro pretenda endilgar a otros esa responsabilidad, el partido que todavía dirige ha sido colaborador necesario en la obra destructiva que ahora denuncia con aspavientos dignos de mejor causa. El PSC podría haber optado por defender el interés de sus votantes, en su inmensa mayoría perfectamente ajenos a las alucinaciones colectivas de la burguesía nacionalista, postulándose como el principal garante de la igualdad de todos dentro del marco constitucional español. En su lugar, sus dirigentes prefirieron convertirse en los tontos útiles del nacionalismo, con las consecuencias electorales que las encuestas vaticinan.

Por difícil que parezca, el PSC de Pere Navarro puede dejar en derrotas aseadas los batacazos de sus colegas vascos y gallegos en las pasadas elecciones de octubre. No porque el PP sea una fábrica de independentistas, sino porque ese es precisamente el premio que sus votantes reservan a los socialistas cuando se empeñan en ser más nacionalistas que los nacionalistas.

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