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EDITORIAL

La Policía se merece otro ministro

La ausencia del ministro en el funeral por la muerte de un agente en acto de servicio no tiene justificación alguna.

En el Gobierno parecen empeñados en ponéroslo difícil para determinar quién es el peor ministro. En esta suerte de competición de incompetencia están inmersas algunas de las carteras más sensibles del Ejecutivo, como Hacienda, Justicia o Interior.

Jorge Fernández Díaz comenzó su mandato con una insólita reunión con Rodríguez Zapatero en el Ministerio. Nunca antes en un cambio de Gobierno, el nuevo ministro del Interior había mantenido un encuentro, de varias horas y de cuyo contenido no se quiso informar, con el presidente del Gobierno saliente. Evidentemente la negociación con ETA era una explicación verosímil. No hizo falta mucho tiempo para comprobar que este Gobierno había asumido todos los compromisos del anterior con la banda terrorista.

El ministro Fernández Díaz tenía que haber dejado su cargo hace tiempo. Después de mentir a los españoles en dos asuntos gravísimos: la suelta de Bolinaga en contra del criterio de la forense de la Audiencia Nacional y cuando el mismo día que se conoció la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que tumbaba la doctrina Parot aseguró, junto a Gallardón, que ésta sentencia sólo sería aplicable a Inés del Río. En pocas semanas el Gobierno excarceló a decenas de etarras sin que Fernández Díaz ofreciese explicación alguna.

La indignación de todos los sindicatos policiales, el ministro ha conseguido ponerlos de acuerdo a todos, es más que justificada. ni Fernández Díaz ni ningún cargo de la cúpula del Ministerio ha acudido al funeral y los actos oficiales de despedida del policía asesinado en la estación de Embajadores, en Madrid.  Ausencia que, según los sindicatos policiales, comienza a ser habitual y que, con toda la razón, tachan de "irrespetuosa". 

A pesar de este ministro y otros anteriores tan nefastos como él, a pesar de las cloacas y de su utilización política, la Policia es, como la Guardia Civil, una de las pocas instituciones que funcionan y mucho menos corrupta que las políticas y judiciales. La ausencia del ministro en el funeral por la muerte de un agente en acto de servicio no tiene justificación alguna. Los policías que se juegan la vida, muchas veces sin chalecos antibalas y con una falta de medios alarmante, no se merecen un ministro así. Una sociedad que se conmueve más por la muerte de un perro que por un policía quizás sí.

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