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EDITORIAL

La semilla totalitaria germina en Galicia

Si los cachorros del terrorismo nacionalista gallego terminan haciendo realidad sus amenazas criminales, habrá que denunciar las lágrimas de cocodrilo y las condenas hipócritas de quienes están permitiendo que esto suceda.

Hace unos días, denunciábamos la propaganda que estaba recibiendo por parte de organizaciones vinculadas al BNG un vídeo con el que se incita a los jóvenes a atentar contra Galicia Bilingüe. En él, los héroes nacionalistas empleaban piedras, cadenas y hasta cócteles molotov para luchar contra el "bilingüismo colonizador". Entre los malvados del cuento estaban la presidenta y el vicepresidente de Galicia Bilingüe, cuyo autobús –que ya ha sido objeto de ataques– era finalmente quemado y destruido.

Mientras quienes piden que se respeto los derechos de los castellanohablantes son amenazados y reciben agresiones, el presidente socialista de la comunidad autónoma habla de "ofensivas" contra la política lingüística por parte de la "derecha política, sociakl y cultural". Touriño se dedica a denunciarlos por intenter provocar una "guerra de lenguas". Metáforas bélicas para denigrar a quienes por el momento son las únicas víctimas de la violencia. El Estado, de tanto incumplir su función original –para muchos la única legítima– de salvaguardar la ley y proteger a los ciudadanos de quienes la incumplen, ha terminado poniéndose del lado de los violentos.

José Manuel Pousada, vicepresidente de Galicia Bilingüe, se ha encontrado con su coche cubierto de pintura roja y amarilla, el parabrisas reventado y una nota que rezaba "Bilingüismo es colonialismo" y "Españoles fuera de Galicia". Lo guardaba en el garaje de su domicilio. Una forma de demostrarle lo que ya le gritaran a Gloria Lago, presidenta de la misma asociación: "¡Sabemos donde vives!". Una amenaza en toda regla, inspirada en las mismas consignas del vídeo de AMI, grupo investigado por la Audiencia Nacional por terrorismo.

La batasunización de Galicia está avanzando a marchas forzadas. Y por más que la primera semilla la pusiera Manuel Fraga y su promoción del galleguismo, con leyes de normalización lingüística incluidas, no hay que olvidar que ha sido con la entente PSOE-BNG cuando se ha empleado el uso de la lengua como un asunto identitario y se ha empezado a emplear, al igual que en Cataluña y País Vasco, como la base sobre la que argumentar un separatismo que, como demuestra la reciente experiencia española, está siempre teñido de violencia. Es el Gobierno de Touriño y Quintana el que estigmatiza a quienes defienden la libertad de escoger la lengua como "enemigos del gallego".

Quien sabe si no acabará sucediendo lo peor. Si los cachorros del terrorismo nacionalista gallego terminan haciendo realidad sus amenazas criminales, habrá que denunciar las lágrimas de cocodrilo y las condenas hipócritas de quienes están permitiendo que esto suceda. En la política, en la universidad y en los medios de comunicación.

Y mientras tanto, Nuñez Feijóo se limita a afirmar que el PP gallego pactará con los nacionalistas "sin renunciar a los principios". Será que entre ellos no incluye el respeto por la ley y la defensa de la libertad.

En España

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