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EDITORIAL

Nervios en la Fiscalía

Se ve que ni la Fiscalía ni el Gobierno las tienen todas consigo en este caso y parecen ir preparándose para lo peor, considerando sus intereses, que no tienen porqué ser los de la justicia.

Próximo como está el fallo del Tribunal de la Audiencia Nacional sobre el juicio por los brutales atentados de Madrid, la excarcelación de uno de los acusados ha puesto muy nerviosos a los fiscales del caso. No es para menos. El hecho de la puesta en libertad de Mahmoud Slimane Aoun revela que los jueces están ya en el proceso de deliberación y que, en el caso del libanés, han encontrado que las pruebas eran lo suficientemente endebles como para tener el convencimiento de que no se le podía condenar por colaboración con organización terrorista.


Aoun no es, en absoluto, una pieza importante dentro del relato construido por la Fiscalía, por lo que en principio no debiera despertar especial inquietud por parte de Zaragoza y Olga Sánchez y del Fiscal General, Cándido Conde Pumpido. Mas la cuestión es, aquí, que el tipo de pruebas que le incriminaban, como su mera relación con otros imputados, revela la poca consistencia del caso de la acusación. Y pudiera ser que haya más acusados que supieran de la sentencia desde su casa y no ante el Tribunal. Olga Sánchez, que se aferró a la defensa de la tesis oficial con una fe que pasaba por encima de cualquier análisis, ya reconoce que los hechos ahora juzgados “no están del todo esclarecidos”. Aunque ha tenido que peregrinar hasta Yakarta para sincerarse.

La fiscal sabrá cómo arreglárselas con su conciencia, si es que tiene con ella algún conflicto al respecto de su actuación en el caso. Pero ya no puede hacer más daño. Ahora bien, resultan especialmente significativas las palabras de Conde Pumpido, que se ha dirigido al Tribunal diciéndole que para el resto de los acusados espera que decidan en el sentido que les solicita la Fiscalía. ¿Cómo no entender sus palabras como una advertencia al Tribunal? Se ve que ni la Fiscalía ni el Gobierno las tienen todas consigo en este caso y parecen ir preparándose para lo peor, considerando sus intereses, que no tienen porqué ser los de la justicia.

 

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