Menú
EDITORIAL

Ni quieren al PP, ni quieren a Rajoy

En el país de nunca jamás en el que vive la alta jerarquía popular todo es posible. Desde refundar el partido desde cero bajo un liderazgo que hace aguas por lo cuatro costados, hasta postularse como socio de Gobierno en Cataluña pactando con cualquiera.

Mariano Rajoy ha perdido irremediablemente el sentido de la realidad y acusa serios problemas de percepción. Tras el baño de aplausos y autocomplacencia de la Convención de Barcelona, triste epílogo del Congreso de Valencia del año pasado, el líder absoluto del Partido Popular ha empezado a desvariar con futuras y poco probables –cuando no imposible– alianzas políticas para gobernar en Cataluña dentro de una coalición.

Los de Rajoy, que se encuentran en horas, no bajas sino bajísimas, en Cataluña, necesitan creer que, algún día, si agachan suficientemente la cerviz volverán a ser aceptados en el peculiar sistema de partidos catalán. Un sistema que, en su esencia misma, consiste en ser más nacionalista, más soberanista, más inconstitucional y más antiespañol que el de al lado. Sorprende pues que Rajoy, y con él su candidata Alicia Sánchez Camacho, pretendan integrarse en algo que, por definición, está en las antípodas del electorado, del programa y del espíritu de un partido constitucionalista y eminentemente nacional como el Popular.

Pero en el país de nunca jamás en el que vive la alta jerarquía popular todo es posible. Desde refundar el partido desde cero bajo un liderazgo que hace aguas por lo cuatro costados, hasta postularse como socio de Gobierno en Cataluña pactando con cualquiera. Y por cualquiera se entiende no sólo Convergencia y Unión, como en otras ocasiones, sino el PSC y hasta Esquerra Republicana, que ya hay que tener fe y estar desconectado del mundo para pensar que el PP podría alguna vez llegar a acuerdos con independentistas confesos o con los artífices de la demonización pública del Partido Popular en toda España y, especialmente, en Cataluña.

Lo cierto es que la buena voluntad de Rajoy se pelea con los hechos. Ni Convergencia ni ninguno de los otros partidos estaría dispuesto siquiera a sentarse en la misma mesa que los representantes populares. Convergencia llegó en el pasado a firmar ante notario que no pactaría con el PP bajo ninguna circunstancia. Lo hizo como guiño a sus votantes y al resto de partidos que, en diciembre de 2003, firmaron conjuntamente el tristemente célebre Pacto del Tinell. Los socialistas catalanes han ido mucho más lejos en su fobia contra el partido que preside Rajoy. En todas las convocatorias electorales desde 2004 los protagonistas de su propaganda no eran los candidatos socialistas que se presentaban sino el propio Partido Popular.

En las elecciones generales de marzo de 2004, el PSC llenó Cataluña con unos carteles que decían "Si tu quieres, derrotaremos al PP". Tres meses después y con Zapatero ya en La Moncloa insistían "Volvamos a derrotar al PP". A principios de 2005, coincidiendo con el referéndum de la Constitución europea, la cartelería socialista remarcaba que "El PP utilizará tu no contra Cataluña", a pesar de que los populares estaban a favor del sí e hicieron campaña por él. En 2008 los socialistas catalanes rizaron el rizo con una publicidad electoral sobre fondo rojo en la que aparecían silueteados en negro el propio Rajoy, Zaplana y Acebes sobre el admonitorio rótulo “Si tu no vas ellos vuelven”.

Así es como el PSC ve a Rajoy y a su partido. El pacto es, simplemente, imposible. No hay opción ninguna a reeditar el acuerdo del País Vasco entre Patxi López y Basagoiti porque no sólo cambia la región, sino los principios y objetivos políticos de las delegaciones del PP y del PSOE. Donde en Vitoria se trataba de expulsar a los nacionalistas del poder para que la Constitución prevaleciese de nuevo, en Barcelona, los populares de Sánchez Camacho buscan un lugar al sol en el podrido entramado político catalán. Un lugar al sol que, para más inri, se lo niegan. Mal que le pese, Rajoy seguirá siendo un apestado al otro lado del cordón sanitario que la izquierda tendió hace cinco años y que no tiene intención de romper.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 10 comentarios guardados