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EDITORIAL

Pelele Sánchez

Si el PSOE no quiere correr su misma suerte, debería deshacerse de él inmediatamente y hacerse respetar por un tipo que cobra de los ayatolás, adoraba a Hugo Chávez y ha predicado en herriko tabernas.

El secretario general y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, no hace más que empeñarse en cargar de razones a quienes sostienen que es uno de los políticos más mediocres e indignos de confianza del panorama actual, que no se caracteriza precisamente por la excelencia.

Especial bochorno –y regocijo– está provocando su relación con el comunista financiado por la República Islámica de Irán Pablo Iglesias. El pasado viernes, el advenedizo chavista le infligió una humillación nunca vista cuando le hizo enterarse por la prensa del Gobierno que le consentiría encabezar formalmente en caso de que PSOE y Podemos llegasen a un acuerdo. Y este domingo, después de que el socialista anunciara en Twitter que no le había sido posible hablar con su humillador y que ya lo harían en próximos días, éste replicó en el mismo sitio que acababan de mantener una conversación de 20 minutos y que "en breve" darían información al respecto.

Pedro Sánchez se está comportando como un auténtico pelele ante un personaje del que con toda razón hablaba pestes hace sólo unos meses, como encarnación del ominoso populismo liberticida que está devastando Venezuela. Juró y juró que jamás pactaría con una formación como Podemos: ahora parece más que dispuesto a perjurar y a dejarse humillar cómo y cuando haga falta si con eso consigue que los morados que le están poniendo rojo de vergüenza lo empotran en La Moncloa.

A este paso, se lamentó hace unos días Arturo Pérez Reverte en la misma red social, Zapatero va a parecer Churchill en comparación. Si el PSOE no quiere correr su misma suerte, debería deshacerse de él inmediatamente y hacerse respetar por un tipo que cobra de los ayatolás, adoraba a Hugo Chávez y ha predicado en herriko tabernas: no parece la empresa más difícil.

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