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EDITORIAL

Pizarro, un proyecto de futuro

La crisis económica es internacional, sí, pero un Gobierno no puede quedarse de brazos cruzados, cerrar los ojos y calificar de antipatriota a quien da la voz de alarma.

De la primera entrevista concedida por Manuel Pizarro como número dos en la lista por Madrid del Partido Popular, realizada por Dieter Brandau en Libertad Digital TV, cabe concluir que el ex presidente de Endesa no tiene intención de ser un político al uso y entrar en la greña de la lucha sectaria. "He recibido talante durante los dos años de OPA", ha recordado, pero no ha entrado en el sencillísimo juego que para alguien con su historial sería denigrar la capacidad intelectual y profesional de quienes lo atacan. Su interés al entrar en política es otro, es servir a los ciudadanos desde unas ideas y una indudable experiencia como gestor.

Las líneas maestras que le gustaría defender desde el PP las ha dejado bien claras. La primera que el dinero, donde mejor está, es en los bolsillos de los ciudadanos, recordando que eso es un aspecto más de la libertad individual. La crisis económica es internacional, sí, pero un Gobierno no puede quedarse de brazos cruzados, cerrar los ojos y calificar de antipatriota a quien da la voz de alarma. Al subir los tipos de interés, el dinero extra que pagamos a los bancos se detrae del consumo y las inversiones hechas a demasiado largo plazo deben liquidarse por no ser rentables. Pero devolviendo parte del dinero que el Estado se queda se puede reducir este problema, y que la crisis no nos afecte tanto como es de temer que lo hará.

Pero ha sido al explicar la gran importancia que tiene una Justicia eficaz para la economía donde ha demostrado la visión amplia que tiene sobre la economía, alejada del misticismo macroeconómico de tantos especialistas. "El Derecho es la garantía de la libertad", ha afirmado, recordando que los países con mayor libertad económica son los más prósperos. Si los tribunales tardan años en dar su dictamen, si no se tiene confianza en lo que decidirán, los inversores necesitarán una prima de riesgo para optar por nuestro país, y eso luego se paga.

Haber dirigido una empresa con éxito no es garantía de poder hacer lo mismo con la economía de un país. Son dos ámbitos muy distintos, y es especialmente peligroso que un empresario capacitado y con confianza en sí mismo asuma la gestión pública como si fuera su propia compañía. Sin embargo, Pizarro tiene un largo historial a sus espaldas, que no se reduce a Endesa. Abogado del Estado, presidente de la Bolsa de Madrid y de Ibercaja, el turolense sabe de primera mano cómo funciona el Gobierno, además de conocer las necesidades de los empresarios.

Así pues, después de haberlo presentado con razón como su fichaje estrella –qué diferencia con la número dos de Zapatero en 2004–, Rajoy haría bien en garantizar que Pizarro será su vicepresidente económico en caso de ganar las elecciones. No sólo rentabilizaría mejor mediáticamente a su nuevo número dos, sino que se aseguraría de tener alguien en quien confiar un área tan importante para cualquier Gobierno si gana el 9 de marzo.

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