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EDITORIAL

¿Pretenderá ZP darle otra medalla a Castro?

Castro utiliza a los seres humanos como “regalos diplomáticos ” con los que obsequiar a quienes le hacen el juego a su régimen criminal y liberticida.

Tal y como era previsible, Fidel Castro se dispone a expulsar del país a unos cuantos disidentes hasta ahora encarcelados, como premio al vergonzoso giro del Gobierno ZP que pretende ejercer de abogado defensor de la dictadura castrista ante la Unión Europea.
 
No contento con haber dejado en la estacada a la mayoría de los socios europeos que se han alineado junto a EEUU para impedir que los terroristas aborten la transición democrática en Irak, Zapatero no ha dudado en romper ahora también un consenso mucho más completo y firme como es el que impera desde 2002 en el seno de la UE contra la más larga, sangrienta y empobrecedora dictadura que haya padecido América Latina.
 
Las querencias del PSOE hacia este genocida son, sin embargo, lo suficientemente conocidas. Baste recordar el compadreo y los abrazos con los que Felipe González obsequiaba a Fidel Castro o la Medalla de Oro que, a instancias del Gobierno socialista, le concedió el Senado Español.
 
A la vista está que el PSOE con Zapatero ha vuelto a las andadas, como ya quedó también de manifiesto hace dos años, cuando los socialistas se negaron a votar a favor de retirar a Castro la medalla de marras, tras la decisión del dictador comunista de fusilar a tres cubanos que pretendían huir de la isla y encarcelar a casi un centenar de disidentes por el “crimen” de reclamar elecciones libres. Aquello fue el detonante que produjo la crisis entre Cuba y la UE, pero ya entonces el partido de ZP, por boca de su portavoz en el Senado, Juan José Laborda, consideró, pese a todo, “desproporcionado” retirar al dictador la medalla de marras. Decidió, pues, abstenerse, de la mano de IU, no sin antes insultar a los ciudadanos que se habían manifestado en Madrid contra la dictadura castrista y que a Laborda le recordaban a los “nostálgicos franquistas en la Plaza de Oriente, donde también nos llamaban comunistas”.
 
Ahora, la maquina de propaganda del PSOE tratará de apuntar como un éxito de la distensión que el dictador se disponga a soltar a unos pocos presos políticos, en lo que no es más que una nueva maniobra de hipócrita acicalamiento por parte de la dictadura que, a estas alturas, no debería engañar a nadie y repugnar a todos. Castro utiliza a los seres humanos como “regalos diplomáticos” con los que obsequiar a quienes le hacen el juego a su régimen criminal y liberticida. Prueba de ello son las más que reiteradas advertencias que, en este sentido, le están haciendo llegar a Zapatero los propios disidentes y exiliados cubanos, cuya indignación ante el nuevo Gobierno español no la aplacan —todo lo contrario— estas esclavistas técnicas de propaganda. A la vista está, sin embargo, que el Gobierno de ZP ha hecho de la mentira su gran herramienta de trabajo. Y la política exterior no iba a ser menos.

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