"[Su manera de hacer oposición durante el pasado curso político era] decir a todo que no porque sí". "¿El Partido Popular lo dirige usted, lo dirige Aznar o lo dirige Federico Jiménez Losantos?". "¿Escucha usted los sonidos de los sablazos que se dan los que están aguardando a que usted se rompa la crisma?".
La entrevista que Gabilondo ha propinado a Mariano Rajoy este miércoles nos ha traído a la memoria las encerronas que preparó a Felipe González, José Barrionuevo y Rafael Vera in illo tempore, cuando era la única voz que clamaba contra los GAL, la primera parte de la guerra de Irak y el latrocinio a gran escala. O cuando, nada más acceder Zapatero a la Moncloa, le espetó: "¿El Partido Socialista lo dirige usted, lo dirige la Banda de Interior o lo dirijo yo, a instancias de Don Jesús de Polanco?".
Ha estado sublime Gabilondo, especialmente cuando ha replicado a su entrevistado que no tenemos por qué saber lo que sucedió el 11-M porque aún no se ha celebrado el juicio, o cuando le ha reprochado que su partido tenga la funesta manía de pedir que se siga investigando la más espantosa matanza que ha padecido España en medio siglo, o cuando le ha dicho que, con los populares en el poder, empeñados como están en ver a los terroristas derrotados y claudicando, ETA no hubiera declarado la "tregua".
Pero Gabilondo no es más que la cara visible de la estrategia de todo su grupo mediático, al que sólo parece importar el 11-M cuando reciben la filtración adecuada. Si por ellos y otros tantos como ellos fuera, en España "periodismo" acabaría siendo sinónimo de "carpetazo". Su desgracia es que otros no estamos por la labor, y que sus empresas aún no han logrado hacerse con todo el panorama mediático español. No será por falta de ganas.