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EDITORIAL

¿Quiere el PP pactar con Podemos?

Rajoy y sus palmeros parecen dispuestos a persistir en el error le pese a quien le pese y le pase a España lo que le pase.

A punto de consumarse el fracaso de una nueva ronda de investidura, los partidos han comenzado ya a perfilar sus estrategias de cara a la inminente campaña electoral. En el PP, la asunción de que habrá nuevas elecciones está llevando a sus dirigentes a fijar el tono que, previsiblemente, impondrán en los mensajes de la campaña. Su objetivo, por lo que parece, es destruir a Ciudadanos, su único aliado potencial, y preservar en la medida de lo posible a Podemos, que se ha propuesto como principal misión expulsar al PP no sólo del poder, sino de la vida pública.

Así pues, los populares van a tratar de anular a la formación naranja utilizando todas las herramientas a su alcance, incluida la explotación sañuda de cualquier polémica interna para acusar a Rivera y compañía de falta de honradez.

En esta infame labor de acoso, el partido de Francisco Granados, Jaume Matas y el interminable etcétera cuenta con el altavoz de sus alabarderos mediáticos. Todos ellos entienden que la amenaza no es el Frente Popular que podría fraguarse con formaciones especialmente tóxicas, sino el único partido que comparte buena parte del ideario del PP, el único que puede posibilitar un nuevo Gobierno popular y el único que, de hecho, sostiene a la formación de Rajoy y Andrea Levy en los pocos grandes ayuntamientos y Gobiernos autonómicos que ha conseguido retener.

Alguien tan mal pensado como los que perpetran el agitprop anti-Ciudadanos podría pensar que el PP aspira a contar con el apoyo del comunista Iglesias de cara a la conformación del próximo Gobierno, habida cuenta del trato versallesco que los populares dispensan a los que quieren acorralarlos y excluirlos de la vida pública. La tesis de que cuanto mejor le vaya a la formación chavista mejor le irá al PP debió quedar descartada tras las pasadas elecciones. Sin embargo, Rajoy y sus palmeros parecen dispuestos a persistir en el error le pese a quien le pese y le pase a España lo que le pase.

Afortunadamente, en el seno del PP no todas las voces coinciden en la demonización de Ciudadanos. Dirigentes como el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, entienden que es un disparate quemar los puentes con el único partido con el que pueden forjar una alianza solvente.

Casado hace gala de la sensatez y la honestidad de la que carecen aquellos de sus correligionarios volcados en el cuanto peor, mejor. En pocos días sabremos qué sector, el presentable o el suicida, ha conseguido imponer su estrategia en el PP.

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