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EDITORIAL

Rajoy frente a la caótica política exterior de ZP

Mariano Rajoy ha venido a coincidir con la valoración que ayer hacíamos del lamentable papelón que José Luis Rodríguez Zapatero llevó a cabo en la cumbre de la OTAN celebrada en Estambul. El secretario general del PP ha calificado acertadamente de "espectáculo grotesco" el hecho de que el presidente del Gobierno abandonase la reunión antes de que finalizase, y el patético "esfuerzo" de ZP por reunirse con el presidente estadounidense, George W. Bush. Como ha señalado, Rajoy "no se puede hacer una campaña electoral basada en la crítica al presidente más importante del mundo y ahora estar corriendo detrás de él para que lo reciba".
 
Mucho se podría hablar de la incoherencia del PSOE, como, ay, de los complejos del PP respecto a las entrevistas presentes y pasadas con el “presidente democrático más importante del mundo”. Lo importante es que Rajoy, aunque sea poco a poco, se atreve a elevar el perfil que tan bajo permanece en el PP en todo lo referente a la guerra contra el Terror, sobre todo el que se libra en Irak. Aunque más que defendiendo el discurso propio, lo haga a base de señalar la incoherencia del oponente, lo cierto es que Rajoy también en este campo está cogiendo confianza. Así, el líder del PP también ha puesto de relieve que Zapatero estudie ahora reforzar nuestra presencia militar en Afganistán cuando el ministro José Bono, "en plena campaña, lo negó".
 
Además de señalar estas contradicciones de ZP —que Rajoy, insistimos, debería a extender con mayor coraje al caso de Irak—, el líder del PP ha hecho referencia al primer ministro portugués, José Manuel Durao Barroso, quien auspició la cumbre de las Azores y ahora, con el respaldo de Francia y Alemania, va a convertirse en presidente de la Comisión europea.
 
Aunque Zapatero trate de maquillar su fuera de juego en la escena internacional haciendo ahora elogios del dirigente portugués, lo cierto es que ZP incurre con ellos en una contradicción tan fragrante como la que ha supuesto negar todo tipo de apoyo militar a la consolidación del régimen constitucional en Irak cuando venía de votar a favor de una resolución de la ONU que no sólo legitima sino que reclama ese apoyo internacional. Cuando Zapatero ha venido haciendo de la presencia en la Cumbre de las Azores la razón de excomunión política de nuestro anterior presidente de Gobierno, ¿qué credibilidad y sentido tiene ahora cuando nos asegura que el anfitrión de esa cumbre y compañero de fatigas de Aznar, Blair y de Bush, es también su candidato ideal para presidir la comisión europea?
 
Un dirigente del PP europeo tan partidario de las alianzas entre Europa y Estados Unidos como Durao Barroso, contradice todo el irresponsable mensaje que, sobre el modelo de la UE, han venido sosteniendo los socialistas. Prueba de ello es que mientras que ZP alaba la figura de Barroso, los socialistas europeos —empezando por el español Enrique Barón— han manifestado públicamente sus “dudas sobre la capacidad” del dirigente portugués. Veremos en qué queda todas estas disonancias y que hará finalmente ZP. A la espera de ello, la falta de responsabilidad y de principios de este presidente que llegó a serlo tres días después del 11-M, lo sigue pagando el prestigio de España.

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