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EDITORIAL

Rajoy sigue sin querer enterarse

El presidente del Gobierno ha decidido abdicar de sus responsabilidades, hasta que la dinámica de los acontecimientos le obligue a pasar a la acción.

El Partido Popular de Cataluña ha celebrado su Convención este fin de semana con el discurso de Mariano Rajoy como elemento del mayor interés, no sólo regional. Las palabras del presidente del Gobierno eran esperadas por la trascendencia que la operación independentista puesta en marcha por el nacionalismo catalán tiene para el resto de España. A estas alturas, es más que evidente que la amenaza de secesión planteada por los partidos nacionalistas catalanes es uno de los principales problemas del Gobierno, por más que en el PP pretendan tratar este grave asunto como una cuestión ordinaria más. Sin embargo, las palabras de Rajoy no han aportado ningún nuevo elemento que fomente la esperanza de que el Gobierno va a tomar las medidas necesarias para acabar con esta amenaza directa a la estabilidad de la Nación en su conjunto.

Rajoy insistió ayer en su estrategia ya conocida de contemporizar con un problema que el paso del tiempo no hace sino agravar. A ocho meses vista de que se consume la amenaza independentista a través de un plebiscito, el presidente no tiene nada nuevo que añadir a lo que ha venido diciendo en los últimos meses al respecto. Rajoy sigue asegurando que el referéndum no se celebrará y que España seguirá unida, pero sin aclarar qué medidas tiene previsto adoptar para garantizar ambos objetivos.

Lejos de esbozar un plan de acción que advierta de las consecuencias de sus acciones a los separatistas, en estos momentos situados ya extramuros del Estado de Derecho, el presidente del Gobierno se limita a explicar los resultados que la independencia de Cataluña tendría para los catalanes en un tono pedagógico cuya frivolidad resulta ya inaceptable. El PP puede seguir tratando de convencer a los nacionalistas de las ventajas de seguir unidos al resto de España, pero en estos momentos el argumento resulta trivial para unas fuerzas separatistas que han hecho de la secesión el verdadero eje central de su acción política.

La severidad que evitó en sus comentarios sobre los partidos nacionalistas, se puso de manifiesto en las palabras de Rajoy al referirse a otras opciones que le disputan al PP su papel de garante de la unidad de España. El Partido Popular pretende ser la única fuerza que se opone a la independencia de una parte del territorio nacional, cuando lo cierto es que, en lo que respecta a Cataluña, su ejecutoria y la de sus dirigentes regionales va muy por detrás de partidos ahora minoritarios como Ciutadans, cuyas expectativas electorales no dejan de crecer a expensas de los dos grandes partidos nacionales.

Pero ninguno de estos razonamientos elementales parecen hacer mella en un presidente del Gobierno que ya ha decidido abdicar de sus responsabilidades en este grave asunto hasta que la dinámica de los acontecimientos le obligue a pasar a la acción. A la vista de su intervención ayer en el acto del PPC, los portavoces del partido y sus terminales mediáticas tendrán que esforzarse mucho para hacer pasar esta molicie presidencial como un ejemplo de firmeza que los ciudadanos estarán obligados a recompensar en las urnas.

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