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EDITORIAL

Rajoy ya tiene lo que buscaba

Mariano Rajoy, que sólo busca adhesiones para permanecer en el poder a toda costa, está hondamente satisfecho con el resultado de su reunión con Rivera.

Mariano Rajoy, que sólo busca adhesiones para permanecer en el poder a toda costa, está hondamente satisfecho con el resultado de su reunión con Rivera.
Mariano Rajoy y Albert Rivera | EFE

La reunión de Mariano Rajoy y Albert Rivera, en el marco de los encuentros que el presidente en funciones está manteniendo con los demás líderes políticos para lograr su investidura, no ha culminado con un acuerdo para sumar los diputados del Partido Popular y Ciudadanos. A lo más que ha llegado el líder de la formación naranja es a una eventual abstención, que sólo permitirá la formación de Gobierno en caso de que los socialistas actúen en el mismo sentido.

Lo primero que cabe lamentar es que dos fuerzas políticas afines como el PP y Ciudadanos no hayan sido capaces de llegar a un entendimiento sólido que permita afrontar las reformas que necesita España y fortalezca las instituciones ante la triple amenaza separatista, populista y comunista.

Partido Popular y Ciudadanos comparten un ideario básico y son las únicas dos fuerzas nacionales con el sentido de Estado necesario para poner coto a los desmanes del separatismo, garantizando de paso ante las instituciones internacionales un programa de reformas sensatas en el marco de una política económica rigurosa.

Ahora bien, no cabe achacar a Rivera, como hacen el PP y sus medios afines, la principal responsabilidad de que el acuerdo no haya sido posible. Mariano Rajoy, que ya ha demostrado sobradamente su carencia de un proyecto definido y que sólo busca adhesiones para permanecer en el poder a toda costa, está hondamente satisfecho con el resultado de la reunión, que pone sobre las cuerdas al PSOE, precisamente el objetivo de su estrategia desde las elecciones del pasado 26-J.

En efecto, tras la decisión de Ciudadanos de no votar a favor de la investidura de Rajoy, ya no es posible la formación de Gobierno con la abstención simbólica de unos pocos diputados socialistas. Si Rivera no cambia de opinión, la responsabilidad de ir a unas nuevas elecciones recae en Pedro Sánchez, cuya abstención y la de su bancada es imprescindible para que, al menos, arranque la legislatura con un Ejecutivo en minoría.

Ese, y no otro, es el objetivo que realmente perseguía Mariano Rajoy, que hoy se reunirá con Pedro Sánchez con la espada de Damocles de una nueva cita electoral pendiendo de la cabeza del líder socialista. Rajoy ya tiene lo que buscaba. Falta por ver si Sánchez se arriesga a llevar a su partido a una nueva cita con las urnas, de las que puede surgir su resurrección electoral o su derrota definitiva.

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