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EDITORIAL

"Salvar los muebles" de ETA

A España están unidos nuestros derechos y nuestra libertad en su destino. Así, las razones para apoyar la manifestación cívica del próximo sábado nacen de lo más valioso para la convivencia en sociedad.

José Luis Rodríguez Zapatero ha hablado en su segunda comparecencia tras el atentado de Barajas. En su primera aparición, fantasmal, mientras el humo seguía elevándose a negras bocanadas desde la T-4, Zapatero dejó claro que no tenía intención de dar marcha atrás y que aceptaba en los brutales términos de ETA el proceso de disolución del Estado que ambos han llamado "paz". En esta segunda comparecencia sobre este asunto, Zapatero ha insistido en el discurso de ETA, que él ha hecho suyo sin que ello le haya hecho contraer una sola fibra. Habla del "fin de la violencia" y de "la paz" sin señalar quiénes son los violentos, quiénes son por tanto los culpables, y quiénes las víctimas. Ambos lados de la negociación llaman "paz" a un eventual acuerdo vigilado por la banda terrorista.

El Boletín Oficial del Zapaterismo ha entrevistado al peneuvista Josu Jon Imaz para que haga la cobertura al presidente en su mensaje. Y lo ha hecho de forma elocuente, criticando al Partido Popular por desear la derrota de ETA. La estrategia de nacionalistas y socialistas pasa por "llegar a un final en el que ETA salve los muebles". Los muebles en los que guarda las armas, cabe pensar. Pues, ¿qué es ETA sin sus armas? ¿Cómo se puede entender, si no, este deseo por fin explícito de que la banda asesina siga existiendo? Está claro que ni para los nacionalistas ni para Zapatero "la paz" o "el fin de la violencia" pasan por el fin de ETA, sino todo lo contrario.

¿Es eso lo que queremos para España? ¿Una "paz" que es la antítesis de la libertad y del ejercicio de nuestros derechos más básicos? ¿Un "fin de la violencia" que tendrá como árbitro a la banda terrorista y que con lo único que va a acabar es con nuestra democracia tal como la conocemos?

Esperanza Aguirre ha expresado con sencillez y elocuencia el sentimiento compartido por la mayoría de los españoles: "Los ciudadanos no quieren que su patria se humille ante los asesinos" y no hay alternativa moral a "defendernos de los que quieren destruir España". A España están unidos nuestros derechos y nuestra libertad en su destino. Así, las razones para apoyar la manifestación cívica del próximo sábado nacen de lo más valioso para la convivencia en sociedad. No podemos resignarnos sin hacer uso de los derechos que aún mantenemos para detener la sustitución de la democracia del 78 por el sometimiento del Estado ante los deseos de la banda asesina.

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