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EDITORIAL

Sánchez no es el problema; la 'podemización' del PSOE, sí

Si el PSOE quiere jugar al juego de Podemos, Podemos lo pasará por encima.

El presunto líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha adelantado a un grupo de periodistas sus planes económicos en el cada vez más improbable caso de que su partido lo designe candidato para las próximas generales y acabe sucediendo a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.

Tal y como están las cosas, con el PSOE en caída libre y Podemos encabezando los pronósticos en más de una encuesta, no es de extrañar que Sánchez ande fuera de madre y ofrezca como solución a los numerosos males que asuelan la economía nacional el abundar en las políticas que han generado la catástrofe: sangrar a impuestos al ya exangüe contribuyente y alentar a las CCAA a que persistan en sus peores prácticas; especialmente a la catalana, cuyo Gobierno está embarcado en un proceso delirante que tiene por fin último la voladura del régimen constitucional y de la Nación.

Sánchez es un cadáver político absolutamente superado por la situación, un pollo sin cabeza que sólo parece moverse por impulsos oportunistas de muy variada condición pero casi todos igualmente bochornosos. Desde luego, Sánchez no es la solución; de hecho, tampoco se le puede considerar verdaderamente un problema, habida cuenta de ni siquiera es capaz de imponerse en su propio partido, del que se supone es líder. El problema es que la agenda de la izquierda parece marcarla por completo la extrema izquierda, ese Podemos encabezado por liberticidas de la peor ralea irano-bolivariana que no sólo tienen en mente lo mismo que Sánchez, sino toda la voluntad de la que carece el socialista para ejecutarlo.

Si el PSOE quiere jugar al juego de Podemos, Podemos lo pasará por encima. ¿Lo tiene en cuenta Sánchez? No parece, pero es que además no importa. Lo que importa es saber si lo saben Ferraz y Susana Díaz.

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