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EDITORIAL

Solbes, a la espera de que le dejen

¿Qué credibilidad podemos dar a las pretensiones del gobierno de impulsar nuestra actividad económica cuando una parte de su proyecto no se concreta y el resto se postpone?

Hace un mes que los responsables del área económica del Gobierno, conscientes de los riesgos de desaceleración ante los que nos encontramos, anunciaron a bombo y platillo todo un plan de reformas para impulsar la economía que no tenían más concreción y fundamento que sus buenas intenciones. El ministro de Economía y vicepresidente Solbes no acudió entonces a la presentación del denominado “Plan Dinamizador de la Economia”. En su lugar, lo hicieron los secretarios de Estado y el director de la Oficina Económica del presidente, Miguel Sebastián, quienes se comprometieron a dotarlo en el futuro de mayor concreción para demostrar que no se trataba de “humo”. Solbes trató por su parte de adelantar algo sobre la prometida reforma del IRPF, pero con ello, en lugar de colaborar en dar solidez al proyecto de reformas en su conjunto, solo dejó en evidencia que el vicepresidente tampoco tenía definido en que iba a consistir.
 
Después de más de un año de avances y retrocesos, anuncios y filtraciones, en esta indefinición continuábamos cuando, este miércoles, Solbes nos ha salido con que se pospone un año la reforma del IRPF, dejando en evidencia el hecho de que en el Gobierno todavía no hay acuerdo ni siquiera en el número de tramos de la tarifa del impuesto.
 
¿Qué credibilidad podemos dar a las pretensiones del gobierno de impulsar nuestra actividad económica cuando una parte de su proyecto no se concreta y el resto se postpone?
 
Ante el déficit del sector exterior, la inflación y la desaceleración en la convergencia real con Europa, lo que se requiere es una dirección económica clara. Lo único, sin embargo, que este gobierno está dejando en evidencia son los paralizantes efectos de las permanentes disputas internas entre el ministerio de Industria, la dirección de la Oficina Económica del presidente y el ministerio de Economía. Eso, por no hablar de la nefasta influencia que ejercen aliados de ZP tan “lúcidos” en política económica como Esquerra Republicana o Izquierda Unida.
 
Mientras, y a la espera de reformas, la buena herencia del PP no se congela. Se derrite.

En Libre Mercado

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