La mejor baza que tiene el Gobierno de Rajoy para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para este año no se encuentra, paradójicamente, en el Parlamento sino en los sondeos electorales: la encuesta de Sigma Dos que ha publicado El Mundo este lunes viene a vaticinar la caída del PSOE y el avance del PP. Si hoy se celebrasen elecciones, los socialistas sólo lograrían el 19,4% de los votos, tres puntos menos que en el 26-J, cuando ya obtuvieron su peor resultado desde la Transición. El PP, por su parte, pasaría del 33 al 34,8%, mientras que Podemos subiría un 1,4% y pasaría a ser la segunda fuerza más votada. Ciudadanos, aunque perdería medio punto con respecto al 26 de junio, podría tener la llave del Gobierno con el 12,6% de los votos.
Así las cosas, ya podrá el portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez, considerar "remotísimo" que los socialistas aprueben los Presupuestos, pero a alguna clase de acuerdo con el Gobierno del PP habrán de llegar, aunque sea la abstención, si quieren evitar la convocatoria electoral. Por mucho que los socialistas digan no temer unos nuevos comicios, lo cierto es que a día de hoy ni siquiera tienen candidato para concurrir a ellos. Son los socialistas los más interesados en ganar tiempo para poder recomponerse y evitar unas nuevas elecciones que podrían dar la mayoría absoluta a una alianza PP-Ciudadanos.
Habida cuenta de que desde la sesión de investidura el Ejecutivo de Rajoy prácticamente no ha hecho otra cosa que perder votaciones en el Parlamento, ni que decir tiene que no es su inexistente acción de gobierno, sino el desplome del PSOE y el temor a Podemos, lo que explica su mejora en las encuestas. Rajoy, en cualquier caso, lo tiene relativamente fácil para ver cumplido su deseo de que la legislatura "dure cuatro años".
Ahora bien, por mucho que Rajoy prefiera gobernar –estar en el Gobierno, más bien– gracias a la abstención de un PSOE débil que gracias a un Ciudadanos matemáticamente crucial, es de temer que su Gobierno vaya a ser lo más parecido a un Ejecutivo en funciones; con la tremenda diferencia de que va a poder volver a subir los impuestos, el gasto público y el endeudamiento con la misma intensidad con que lo hizo cuando tenía mayoría absoluta.