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EDITORIAL

Susana Díaz se protege de los escombros del PSOE

Parece claro que a Susana Díaz le desagrada toda competencia que no sea la desbaratada, insustancial y acomodaticia oposición del PP andaluz

Parece claro que a Susana Díaz le desagrada toda competencia que no sea la desbaratada, insustancial y acomodaticia oposición del PP andaluz. Elegida presidenta de la Junta de Andalucía sin primarias y sin el voto de los andaluces, Díaz fue también proclamada secretaria general del PSOE-A en un Congreso de aclamación en el que tampoco concurría otra alternativa y que no era sino la consumación de una operación pilotada por José Antonio Griñán. Ahora, al constatar que los barones del PSOE no han logrado que Eduardo Madina desista de su intención de liderar el partido y que Rubalcaba cedía a la pretensión del aspirante vasco de adelantar las primarias, la política andaluza ha renunciado a dar el paso de presentarse a la secretaria general.

Aunque la reiterada de Díaz deje con un palmo de narices a una gran cantidad de barones y de veteranos del partido, como Felipe González o José Bono, que le habían respaldado públicamente, es evidente que la presidenta de la Junta no quiere abandonar la cómoda situación que disfruta en Andalucía, donde el PSOE acaba de batir al PP en los comicios europeos, para correr el riesgo de que los escombros y los cascotes que le siguen cayendo al Partido Socialista a nivel nacional entierren su carrera política.

El drama para el PSOE es que la alternativa a Susana Díaz aun parece menos competente: Al joven Eduardo Madina no se le conoce el desempeño de ningún trabajo que no haya sido a cargo del contribuyente. Si su labor al frente del PSOE en el País Vasco se ha caracterizado por la cesión al nacionalismo y el respaldo a la negociación con la ETA, ahora parece dispuesto a rivalizar en radicalismo con el Podemos de Pablo Iglesias. No mucha mejor consideración merece otra posible candidata como Carme Chacón, elevada en su día a ministra de Defensa por el mero hecho de ser mujer, y prototipo de esa deriva nacionalista que ha dejado al PSC para el arrastre. No sabemos si otro posible candidato, hasta ahora más centrado y con mejor preparación como Pedro Sánchez, dará el paso de presentar su candidatura y si incurrirá con ella en la tentación de competir en radicalismo.

El caso es que el hundimiento del PSOE no parece haber llegado a su fin como para que de él surja con fuerza un liderazgo capaz de sacarlo a flote. Eso si alguien es capaz de hacerlo resurgir de tanta ceniza.

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