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EDITORIAL

Tolerancia cero hacia la violencia política

La violencia ha de ser erradicada de la vida política. Para ello, se impone la tolerancia cero hacia quienes la utilizan o la alientan.

La brutal paliza que tres individuos han propinado este martes a la jovencísima presidenta de Vox en Cuenca, Inma Sequí, al grito de "¡Fascista de los cojones!" vuelve a demostrar que la violencia política no es cosa del pasado.

Destacadas personalidades de buena parte del espectro político, así como el propio Ayuntamiento de Cuenca, han condenado, rápida y enérgicamente, la agresión intolerable; no se puede decir lo mismo de otros personajes y asociaciones sedicentemente feministas, cuyo mutismo contrasta vivamente con su frenética agitación cuando han sido otras las víctimas. Su doble rasero miserable los descalifica por completo.

Los responsables de este "atentado político" son los cobardes criminales que lo han perpetrado. Ahora bien, harían bien ciertos líderes y gurús de la extrema izquierda en reflexionar profundamente sobre los mensajes cargados de odio y agresividad que aventan constantemente. Lemas tóxicos como "Que el miedo cambie de bando" no pueden conducir a nada bueno; tampoco los escraches, ni la permanente agitación guerracivilista, con eslóganes criminógenos como "¡Arderéis como en el 36!".

La violencia ha de ser erradicada de la vida política. Para ello, se impone la tolerancia cero hacia quienes la utilizan o la alientan. Es ésta una empresa que debe acometer todo el mundo, tanto la clase política como la propia sociedad y, por supuesto, las fuerzas del orden y la Justicia.

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