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EDITORIAL

Tras pactar con Carod, toca Ibarretxe

El decapitador político de Redondo Terreros, actual socio de los independentistas catalanes y actual presidente del gobierno prefiere ahora pactar con Ibarretxe antes que hacer con el PP una defensa común de nuestra Constitución y del Estatuto de Guernica

Tras su decisión de adelantar al próximo 17 de abril las elecciones autonómicas vascas, Ibarretxe ha manifestado que los comicios "no sustituyen a nada”, aclarando que no se puede equiparar sus resultados con los del referéndum sobre su propio plan.
 
Evidentemente, el plan del lehendakari es nocivo e ilegal, tanto si se somete a refrendo antes de las elecciones autonómicas como si se hace después. La autorización de ese referéndum es competencia exclusiva de las Cortes Generales, que se las acaba de denegar, y el ilegal plan de Ibarretxe supondrá el mismo proyecto de fractura de la unidad de España con independencia del adelanto de los comicios autonómicos vascos.
 
Desde el propio, falaz e ilegal punto de vista del lehendakari, sin embargo, el que se someta a referéndum su plan, antes o después de las elecciones autonómicas, sí que tiene relevancia. No es lo mismo desde el punto de vista soberanista perpetrar esa ilegalidad con la “autorización” de los representantes que eligieron “los vascos y las vascas” en 2001 que convocarlo después de estas elecciones, donde la correlación de fuerzas en el parlamento autonómico puede ser ya diferente. Si quienes han apoyado este plan siguen ostentado la mayoría absoluta, nada -salvo la legalidad constitucional que ya han anunciado que van a violar- les impediría someter a refrendo el plan soberanista. Sin embargo, si no es así, sería sumar ilegalidad sobre ilegalidad la convocatoria de un referéndum que ya no respaldaría tampoco la mayoría del parlamento vasco.
 
Lo que más facilitaría que los partidarios del plan Ibarretxe perdieran la mayoría absoluta sería que PP y PSOE presentaran listas conjuntas, tal y como vienen haciendo PNV y EA. Téngase en cuenta que nunca ha estado más cerca el nacionalismo de ser desbancado del poder en el País Vasco que en tiempos de Nicolás Redondo y Mayor Oreja. Si PSOE y PP hubieran llevado su defensa común de los valores constitucionales un paso más lejos con la presentación de listas conjuntas, les hubiera permitido, gracias a la ley D´hondt, tener más representantes autonómicos que PNV y EA.
 
El decapitador político de Redondo Terreros, actual socio de los independentistas catalanes y actual presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prefiere ahora llegar a un pacto con Ibarretxe antes que hacer con el PP una defensa común de nuestra Constitución y del Estatuto de Guernica. Eso no es prueba de “audaz equilibrismo” por parte de ZP, como sostienen algunos con inagotable candidez, sino una muestra más de la falta de principios que aqueja a este presidente de gobierno como a ningún otro en la historia de nuestra democracia.
 
Quienes mejor saben que los socialistas no van a ganar las elecciones vascas son los propios socialistas, pero quieren basar en esta falsa pretensión de victoria lo que no es más que un claudicante servilismo al nacionalismo vasco. A la obsesión anti-PP lo sacrifican todo, incluida la memoria de los asesinados entre sus filas.
 
Si Zapatero el martes invitó a Ibarretxe en el Congreso a dejar atrás el Estatuto de Guernica con un “consenso” un poco mayor pero que porcentualmente excluía al PP, Patxi López, que ya ha sentado las bases para maquillar a la catalana el plan Ibarretxe, insiste en cargar las tintas contra los populares y su“inmovilismo e intransigencia”.
 
¿Para ver este espectáculo murió Buesa y tantos otros militantes socialistas asesinados por ETA? ¿Para ver a su partido pactar con quienes buscan los objetivos políticos de sus verdugos? ¿Solamente bajo tierra pueden abrazarse socialistas y populares?

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