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EDITORIAL

Un error histórico

Cameron se ha equivocado gravemente. Imitarlo no sería un estúpido error sino algo mucho peor.

Pese a que finalmente se han cumplido las previsiones y se ha impuesto el no, el referéndum secesionista de Escocia permitido por Cameron ha sido un error histórico tanto para el Reino Unido como para la propia Escocia e incluso para la Unión Europea.

Por un capricho quizá inspirando por previsiones sociológicas claramente cortoplacistas, Cameron ha asumido el riesgo de romper una historia de cientos de años de unión, generando una inestabilidad que ni siquiera el triunfo de los unionistas logrará cerrar: bien sabemos ya en España, por desgracia, que si algo caracteriza al nacionalismo es su insaciabilidad y que mantiene su apuesta hasta que logra imponerse, ya sea de forma democrática o no.

Además, haya triunfado el no hay algo que ya ha ocurrido y que supone una clara victoria del separatismo: la sociedad escocesa se ha partido en dos, y la presión nacionalista ha crecido como no lo habría hecho sin esta convocatoria innecesaria.

Es una lección que quizá hayan aprendido otros países europeos –aunque lo más probable es que no– pero que desgraciadamente llega demasiado tarde para España, donde los separatistas están tratando de sacar tajada... y seguirán a pesar de que el resultado les haya sido desfavorable.

Unos intentos que no se sostienen intelectualmente para cualquiera que se aproxime a la cuestión. En primer lugar, porque la historia de Cataluña y la de Escocia no tienen nada que ver; sin ir más lejos, ésta fue en el pasado un reino independiente y Cataluña no ha sido nunca no ya un reino, sino ni tan siquiera una entidad política única y realmente independiente. En segundo lugar, porque las legislaciones española y británica son completamente diferentes: los británicos no tienen una Constitución escrita y el referéndum puede ser un gran error, que lo es, pero no es un atropello de la legalidad vigente, como sí lo sería el que plantean Mas y los suyos. Y, por último, porque incluso después del referéndum y de la marea nacionalista que ha generado, a pesar del triunfo del no probablemente Escocia ampliará su capacidad de gestión política autónoma… y sólo entonces se acercará al nivel de autogobierno que ya disfrutan –o sufren– los catalanes.

En suma, Cameron se ha equivocado gravemente. Imitarlo no sería un estúpido error sino algo mucho peor.

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