Menú
EDITORIAL

Un golpe de Estado no es un rescate bancario

Señor Rajoy: cumpla con su obligación antes de que sea demasiado tarde y evítese el infame baldón de ser uno de los peores gobernantes de la historia de España.

Después de su lamentable mensaje del pasado domingo, en el que se limitó a negar la realidad y ofrecer diálogo a los golpistas, Rajoy ha esperado hasta este jueves para romper un silencio que cada minuto resultaba más atronador. Finalmente, ha decidido hacerlo a través de una insólita entrevista con la agencia EFE, es de suponer que tratando de aparentar normalidad en una situación totalmente anómala y tremendamente grave.

Pero todavía peor que el inexplicable formato ha sido el contenido, con unas declaraciones por las que aparenta estar más preocupado por lo que diga Aznar que por lo que hagan Puigdemont, Junqueras, Forcadell y la CUP.

El presidente sigue sin tomar ninguna medida contra el golpe de Estado o contra los que lo promueven, de hecho ni siquiera anuncia alguna y se limita a decir perogrulladas como: "La decisión me corresponde a mí". Cierto, señor Rajoy; pero tómela de una vez, no prolongue más una situación completamente insostenible.

En el colmo de lo que ya parece más una alucinación política que un análisis basado en la realidad de los hechos, el presidente del Gobierno pone como ejemplo de su capacidad para gestionar crisis el hecho de que evitó el rescate de España; como si aquel capítulo de la crisis económica, desde luego de extrema gravedad, tuviese punto de comparación con lo que está ocurriendo ahora en Cataluña.

Y es que el miedo al rescate europeo no impulsó a las empresas a trasladar con urgencia su sede social de una parte a otra de España. Además, el rescate europeo no equivalía a dinamitar el orden constitucional ni iba a degenerar en un conflicto civil de imprevisibles consecuencias.

Y lo más importante: el rescate bancario no iba a suponer que una parte de la población española viviese en un territorio sin ley, presa de amenazas y de campañas de silenciamiento por el terror, que es lo que tiene verdaderamente angustiados a los catalanes que se sienten y se saben víctimas potenciales del totalitarismo separatista.

Esos españoles catalanes que, pese a los insultos y el señalamiento, sacan sus banderas nacionales a los balcones o salen a la calle con ellas no pueden esperar un minuto más, señor Rajoy. Esos ciudadanos a los que usted tiene la obligación de proteger y que ven con pánico cómo algunas de las mayores empresas catalanas huyen del fanatismo separatista necesitan un Gobierno que les defienda ya, que actúe ya.

Efectivamente, señor presidente: le corresponde a usted tomar la decisión. Como jefe del Ejecutivo, tómela. Actúe. Basta ya de palabras vanas en entrevistas amañadas. Defienda de una vez la libertad, cumpla y haga cumplir la Constitución. Cumpla con su obligación antes de que sea demasiado tarde y evítese el infame baldón de ser uno de los peores gobernantes de la historia de España.

Temas

En España

    0
    comentarios