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EDITORIAL

Una medida insuficiente y otra en la mala dirección

El nuevo “Plan E” de Rajoy es el ejemplo perfecto de las malas decisiones gubernamentales que han llevado a nuestro país a la situación actual.

El presidente del Gobierno hizo ayer varios anuncios importantes relacionados con la política económica que está aplicando al país. Entre ellos destacan la rebaja de cinco puntos del impuesto de sociedades y la puesta en marcha de un plan de estímulo de la economía por importe de 6.300 millones de euros, de los que más de la mitad saldrán de las arcas públicas, que serán invertidos fundamentalmente en infraestructuras y diversos programas de reindustrialización. La primera de estas medidas va en la buena dirección, a pesar de que la modesta rebaja de un impuesto como el que grava los beneficios de las empresas no va a tener un efecto determinante en la economía nacional, aplastada bajo la losa de una presión fiscal insoportable. La segunda de las novedades anunciadas por Rajoy, basada en la puesta en marcha de un nuevo "Plan E" semejante a los que llevó a cabo Zapatero, es el ejemplo perfecto de las malas decisiones gubernamentales que han llevado a nuestro país a la situación actual.

Cualquier rebaja impositiva es beneficiosa, como hemos defendido siempre en Libertad Digital, puesto que libera recursos económicos para que empresas y familias los dediquen al ahorro o la inversión. Ahora bien, las actuales tasas de presión fiscal que soportamos los españoles, con un IRPF de los más elevados de Europa y unas reformas al alza de otras figuras impositivas que han llevado a que paguemos 40.000 millones más que antes de la crisis, exigen una decidida política de bajada de los impuestos importantes que la disminución en cinco puntos de un gravamen como el de sociedades, que supone menos del 15% de la recaudación total del Estado, no va precisamente a solucionar. Eso por no entrar en cuestiones de detalle sobre el alcance real de esa rebaja fiscal y el número de las empresas finalmente beneficiarias, que sólo podremos dilucidar cuando el Ejecutivo explique las condiciones normativas de esa reforma impositiva.

Pero si el anuncio de la disminución únicamente del impuesto de sociedades ha supuesto una decepción para todos los que esperaban una audaz reforma fiscal, la creación de un programa de estímulo de la economía con fondos públicos acrecienta las razones para el desengaño actual de miles de votantes del Partido Popular. Como hemos insistido en innumerables ocasiones y la historia corrobora sin excepción, las medidas gubernamentales para salir de la crisis han de fundamentarse en el fomento del ahorro y la inversión privadas, algo que solo puede alcanzarse con medidas reales de liberalización de mercados y una decidida moderación fiscal. El Gobierno ha decidido acometer insuficientemente unas premisas y contravenir directamente otras, lo que demuestra que, si ha entendido los problemas reales de nuestra economía, algo que todavía está por ver, desde luego no tiene la menor intención de acometerlos de la única manera que garantiza el éxito de todo este esfuerzo de la nación.

El presidente Rajoy anunció ayer este nuevo "impulso reformista", encubriendo el verdadero alcance de su contenido al socaire de las buenas noticias en empleo y afiliación a la Seguridad Social que se conocerán en los próximos días. Unos resultados favorables que, sin duda, podrían mejorar y consolidarse en caso de que el Gobierno decidiera a aplicar de una vez su programa electoral.

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