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EDITORIAL

Víctimas del terrorismo: no basta con homenajearlas

La memoria, la dignidad y la justicia exigen más, muchísimo más que hacer entrega de una medalla a una mujer ejemplar.

Bien está que el Gobierno haya concedido a título póstumo la Medalla de la Orden del Mérito Constitucional a la fundadora de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Ana María Vidal Abarca, en un acto en La Moncloa al que, además de Mariano Rajoy, han asistido la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y los ministros de Interior y Sanidad. Pero este justificado reconocimiento institucional no significa que el Gobierno haya hecho ni esté haciendo todo lo que está en su mano en favor de la memoria, la dignidad y la justicia que merecen las víctimas del terrorismo.

Con acierto y con pesar, Ana María Velasco, hija de la homenajeada, ha señalado: "Mi madre en los últimos tiempos se decía escéptica y triste por que se hubiese tolerado la presencia institucional de partidos cuya ideología se sustenta en la justificación disimulada de la maldad absoluta que representa el terrorismo". Y ha sacado los colores al Gobierno recordando cómo su madre estaba también "inquieta" por "opacidades y presiones" y dolida por las excarcelaciones de etarras; y que censuraba que se vulneraran las leyes "por pura debilidad política y por la falta de fe en la superioridad moral de la democracia española".

Ciertamente, que no se haya detenido a los autores de cientos de asesinatos, que sigan libres sujetos como Josu Ternera o Iñaqui de Juana Chaos; que se hayan producido excarcelaciones masivas de terroristas con la excusa de una sentencia de Estrasburgo referida exclusivamente a la etarra Inés del Río o que la Ley de Partidos siga siendo papel mojado son motivos más que suficientes para explicar tanto el pesar de las víctimas como la euforia de sus verdugos.

ETA tiene hoy tanto o más motivos para celebrar que "Euskal Herria ha ganado la batalla política e ideológica de la ilegalización" que los que tenía en julio de 2011, cuando se vanaglorió públicamente de que el Constitucional revocara la ilegalización de Bildu dictaminada por el Tribunal Supremo, así como de los buenos resultados electorales de su brazo político. Desde entonces, se toleran todas las marcas proetarras –Sortu y Amaiur incluidas–, como si la Ley de Partidos hubiera sido derogada. Los avances de las formaciones proetarras tanto en el País Vasco como en Navarra son tan incuestionables como los pasos dados en el ámbito penitenciario para aliviar las penas a los etarras.

Este mismo lunes, en clara burla de ley, el alcalde proetarra de Pamplona se permitía izar la ikurriña en el balcón del Ayuntamiento, en un gesto que forma parte de un proceso de euskaldunización de Navarra que cuenta con el apoyo de formaciones como Podemos. Frente a eso, se ha vuelto a constatar la "debilidad política" de la que habla la hija de Vidal Abarca cuando el presidente del Gobierno ha declarado que lo sucedido en Pamplona "no se ajusta en absoluto a la legalidad" pero no hecho nada para impedirlo o sancionarlo.

La memoria, la dignidad y la justicia exigen más, muchísimo más que hacer entrega de una medalla a una mujer ejemplar.

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