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EDITORIAL

Zapatero o la cola del ratón francoalemán

"Ni Francia ni Alemania son el corazón de Europa, ni sus gobiernos van a compartir con el de España el poder de maniobra que se quieren arrogar sobre el resto"

Ya lo ha conseguido. El presidente del Gobierno ya tiene por fin la foto en el Palacio de La Moncloa con la que escenificar su cacareada y falaz “vuelta al corazón de Europa”, llamada por la propaganda mediática a sustituir en la retina pública la satanizada instantánea de las Azores. Porque de propaganda política —y de la más engañosa— se trata. Ni Francia ni Alemania son el corazón de Europa, ni ambos países van a compartir con España el poder de maniobra que se quieren arrogar sobre el resto. Chirac y Schröder no han venido a Madrid a reconocer el peso y la relevancia del Gobierno de Zapatero, sino a premiar su servilismo; un servilismo que se basa en la renuncia a ejercer un peso propio en la UE y a defender los legítimos intereses de España.
 
Zapatero, tras la rueda de prensa, ha sido incapaz de aportar un solo dato en claro de en qué se va a beneficiar España con este alineamiento de nuestro Gobierno con los de Chirac y Schröder, que lejos de representar la idea de Europa, la tratan de monopolizar ciñéndola a los particulares intereses de sus Gobiernos. Zapatero sólo ha sabido decir que ellos son tres líderes “profundamente europeistas”, como si el europeismo se caracterizara por la ruptura de los vínculos atlánticos, sin los cuales Europa habría sucumbido al totalitarismo, o por la ralentización económica en Francia y Alemania, a la que parece que ahora con ZP también nosotros nos dirigimos.
 
Por mucho que el PSOE y buena parte de la prensa maquille el papel de Francia y Alemania, la realidad es que sus gobiernos, además de haberse desvinculado unilateral e irresponsablemente del resto de Europa en el frente común con EE UU en la guerra global contra el terrorismo, se caracterizan en el seno de la UE por su estancamiento y por su miedo a la competencia y a las consecuencias de la ampliación. Más que su "corazón", el eje-francoalemán representa ahora una idea equivocada y decadente de Europa. Sin embargo, ZP, creyendo que Bush y Blair son, como Aznar, líderes periclitados, apuesta por la tutela y el futuro de Chirac y Schröder. Pronto veremos, —lo estamos empezando a ver ya— lo que nos cuesta a los españoles esa apuesta de nuestro nuevo gobierno.

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