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EDITORIAL

ZP, pendiente del visto bueno de Hezbolá

Moratinos ni siquiera ha mentado la necesidad de contar con el visto bueno de Israel, única democracia de Oriente Próximo, sino con el respaldo de la organización terrorista que originó el conflicto

Hay ciertamente muchas reservas –incluso claras negativas– que plantear a un eventual envío de tropas internacionales bajo mandato de la ONU a la frontera entre Líbano e Israel. Sin embargo, supeditar el apoyo y la participación de tropas españolas en esa misión, a "que la acepte Hezbolá y las fuerzas políticas libanesas", tal y como acaba de hacer Miguel Ángel Moratinos, ya son ganas de tener a los terroristas como compañeros de viaje. Y la verdad es que ganas no les han faltado a quienes nos gobiernan desde que hicieran frente común con los autores del 11-M para lograr que la masacre se tradujera en los resultados electorales del 14-M.

¿Cómo no acusar ahora al gobierno de Zapatero de cultivar entre la ciudadanía un servil y suicida síndrome de Estocolmo ante el terror, o de culparle del más claro antisemitismo, cuando es el propio ministro de Exteriores el que reconoce públicamente que nuestra eventual participación en el Líbano habría de contar con el visto bueno de una organización terrorista como Hezbolá? Moratinos ni siquiera ha mentado la necesidad de contar también con el visto bueno de Israel, única democracia de Oriente Próximo, sino con el respaldo de la organización terrorista que originó el conflicto en el Libano y cuyo objetivo fundacional es la destrucción y el exterminio del pueblo judío.

En cualquier caso, si algún sentido tiene el envío de tropas por parte de la ONU, es precisamente la de luchar por un paz que dote de seguridad a Israel, empezando por hacer cumplir las incumplida resolución que exige el completo desarme de Hezbolá. Son estas milicias terroristas, armadas hasta los dientes y bajo obediencia iraní, las que hostigan a Israel parapetándose entre la población civil libanesa. Incluir en ese parapeto a favor del terror la presencia de cascos azules, o volver a la situación inmediatamente anterior al inicio de la legítima reacción israelí, sería dotar de impunidad a los agresores e incitarles a mayor violencia. Claro que hay quienes, como Zapatero, responden a los elogios del terror sometiendo a su visto bueno toda su política.

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