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EDITORIAL

ZP y la fracasada Merkel

En lugar de insistir en sus maniqueísmos, ZP podría mostrar más atención a los –esos sí– justificados reproches que le ha hecho el ministro de Interior del Gobierno saliente de Schroeder, a propósito del problema de la inmigración ilegal

A pesar del estrecho margen de su victoria y de la necesidad de llegar a complejos acuerdos de gobierno que han retrasado la confirmación oficial, la dirigente democristiana y vencedora de las últimas elecciones alemanas, Angela Merkel, se convertirá, finalmente, en la primera mujer que alcance la jefatura del Gobierno en Alemania.
 
Vaya por delante que no hacía falta esperar a que la noticia estuviera confirmada para reprobar esa mezcla de irresponsabilidad y de maniqueísmo cateto que hizo gala Zapatero cuando, tras conocerse los resultados electorales, en lugar de guardar silencio o manifestar sus mejores deseos para Alemania, se dedicó a destacar el "fracaso" de la que ahora se confirma como próxima canciller.
 
Mucho se ha hablado de la condición de "gafe" del presidente de gobierno español y, ciertamente, al chascarrillo no le falta sustento, si tenemos en cuenta los disgustos electorales que han recibido Kerry, Schroeder o Chirac después de que el presidente del 14-M hiciera campaña por ellos. Sin embargo, más que mala suerte, lo que ha transmitido Zapatero en el Gobierno –así como cuando, siendo líder de la oposición, se negó a levantarse al paso de la bandera americana– es una carencia de nociones básicas de diplomacia, rayana en la mala educación, que no estaba a la altura ni del principal líder de la oposición y, menos aun, a la de un presidente de Gobierno.
 
El representante de CiU, Duran i Lleida, ya criticó hace unos días esta actitud de Zapatero, cuando le dijo en el Congreso que "en el Gobierno, hay una lección que, en 30 segundos, debe aprenderse: en política exterior, uno debe dejar sus pasiones personales y partidarias". No sabemos el presidente del Gobierno, pero quien, desde luego, no parece que haya aprendido la lección, es el portavoz de Exteriores de su partido, Rafael Estrella, quien, este lunes, ha insistido en no dejar al margen las pasiones "partidarias" al mostrar su confianza en que los socialdemócratas del SPD "moderen el discurso de Merkel".
 
Ciertamente, no lo tiene fácil la nueva canciller alemana, tanto por la herencia recibida del anterior gobierno de Schroeder, como por el hecho de que, efectivamente, buena parte de las carteras ministeriales la seguirán ostentando socialdemócratas del SPD, como fruto del acuerdo de gobierno. Sin embargo, esa continuidad, lejos de ser un motivo de satisfacción para nadie, debería ser un motivo de preocupación, vista la cantidad y la profundidad de las reformas que requiere Alemania.
 
En cualquier caso, en lugar de servir con lucidez los intereses de España, el gobierno de ZP los perjudica con estúpidos e innecesarios desaires a nuestros socios, al tiempo que dedica la más servil condescendencia ante regímenes que, como el de Marruecos, Venezuela o Cuba, no la merecen en absoluto.
 
En lugar de insistir en su maniquea falta de diplomacia, el Gobierno español ya podría, por cierto, mostrar más atención a la airadas y justificadas declaraciones del ministro de Interior del gobierno saliente de Schroeder, quien, en declaraciones al Frankfurter Allgemeine Sonntagzeitung, acaba de culpar al gobierno de Zapatero de haber creado un "precedente inflamable para toda Europa", a propósito de las regulaciones de inmigrantes y de las avalanchas de Ceuta y Melilla.
 
Y es que hay cosas que no se olvidan, ni con cenas de despedida a Schroeder, ni con descalificaciones a su sucesora en el cargo.

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