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Emilio Campmany

Carta abierta a Mayor Oreja

Dejar que su prestigio sea utilizado para salvar la cara de los responsables de esta claudicación nos haría sentirnos aún más huérfanos.

 Dejar que su prestigio sea utilizado para salvar la cara de los responsables de esta claudicación nos haría sentirnos aún más huérfanos.

Estimado don Jaime:

No me gustan las cartas abiertas. No obstante, como lo que tengo que decir se lo tengo que decir principalmente a usted, me permitiré por una vez recurrir a este medio. Por adelantado le ofrezco la mayor de mis excusas. Sin más circunloquios paso a exponer el motivo de mi misiva.

Está su partido en trance de decidir quiénes integrarán la lista con la que se presentará a las elecciones europeas y se especula sobre si será o no usted nuevamente el cabeza de lista. Unos creen que no por su oposición a la política antiterrorista de Rajoy. Otros piensan que sí, con el objeto de que su presencia convenza a los electores que vacilan a la vista precisamente de esa política. Me pareció mal que se prestara a este juego en 2009, aunque quise creer que pensó que su labor sería más eficaz combatiendo en favor de sus ideas desde dentro en vez de tener que hacerlo desde fuera. Hoy, sin embargo, su credibilidad como firme opositor a este mal llamado "proceso de paz" que todos los días impone una nueva vejación a las víctimas exige renunciar a seguir colaborando con el partido que ha aceptado la herencia dejada por el infausto Zapatero. No sé qué habrá pensado hacer, pero el no haber condicionado públicamente su aceptación a un radical cambio en la política antiterrorista me hace sospechar que tiene decidido avenirse si finalmente le piden ir. Sería, con franqueza se lo digo, una ignominia.

Y también una decepción. Para muchas víctimas y para muchos españoles a quienes hierve la sangre el ver a los etarras participar en la vida pública, usted constituye una de las pocas esperanzas de que un día se ponga fin a tanta humillación a manos de bobos solemnes y patriotas de hojalata. Dejar que su prestigio sea utilizado para salvar la cara de los responsables de esta claudicación que deja a tantas muertes sin razón de ser nos haría sentirnos aún más huérfanos.

En consecuencia, le ruego, del modo más encarecido que imaginarse pueda, que madrugue a quienes probablemente ya han decidido prescindir de usted y que los mande a paseo diciendo públicamente que no encabezará ninguna lista del PP mientras éste no cambie su política antiterrorista. Será una satisfacción para las víctimas y para todos los que nos sentimos solidarios con ellas. Pero, sobre todo, será un aldabonazo para esas masas tibias de electores del PP que cierran los ojos porque quieren creer que Bolinaga, Kubati y los de su calaña están en la calle a pesar del Gobierno y no, como no puede ser de otra manera, porque el Gobierno ha querido que así sea. En cualquier caso, si finalmente le ofrecen y usted consiente presentarse por el PP a pesar de todo lo que ha ocurrido durante estos cinco últimos años, sepa que, a diferencia de lo ocurrido en 2009 y sintiéndolo mucho, no podrá contar con mi voto.

Pidiéndole nuevamente disculpas por el carácter abierto de esta carta, se despide de usted, atentamente, Emilio Campmany.

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